martes, 20 de noviembre de 2007

UNIDOS CONTRA EL NARCOTRAFICO ...ASPIRACION SIN CONCRESION...?



Unidos contra el Narcotráfico



Los Centroamericanos estamos hoy más unidos que ayer, nos acercan el arraigo de una vocación democrática cada vez más sólida y la reafirmación de los valores de la justicia y la libertad que le son consustanciales. De la particular experiencia de cada país, hemos podido extraer, la capacidad común para refundar, profundizar y revitalizar la democracia. Ayer, necesitabamos de la democracia y hoy necesitamos de ella, para facilitar la adaptación de nuestras sociedades a los retos del mundo contemporáneo.

Juntos y por separado, cada país ha confiado su porvenir a la democracia. Una democracia que en ningún caso puede disociarse de la justicia social o la libertad. Una democracia que más que un discurso, es un proceso humano concreto y real.


Una democracia que hace elecciones, que trabaja, que sufre, y lucha por preservar su sentido particular al interior de cada sociedad. Pero que no se aparta de la idea universal de lo que es posible hacer por un pueblo, cuando se gobierna bajo el signo trascendente de la voluntad popular.

El origen y el destino centroamericanos tienen un sentido especial hoy día, son más comprensibles, hemos pasado de la lucha por la tolerancia y el respeto por nuestras diferencias, a la integración económica y el intercambio político por nuestra voluntad; diversos han sido los resultados, muy variados los procesos, pero en general fecundos, para una región que no sin dificultades, avanza pensando y creando las bases para vivir de otra manera.

El fortalecimiento de nuestras relaciones políticas, en el campo de lucha contra la corrupción y la narcoactividad es el primer paso para diversificar y establecer puntos de intercambio más equilibrados y equitativos, e iniciar la búsqueda compartida de una nueva y mejor democracia.

Necesitamos estar unidos contra la corrupción y el narcotráfico, porque la unión es la formula perfecta para formular un diálogo fecundo entre nuestras sociedades; porque esta instancia al igual que las otras comisiones de trabajo de FOPREL, reúne la vitalidad y la voluntad políticas para acercar de un modo racional y justo nuestros particulares intereses, con el propósito de resolver problemas comunes, retos similares y desafíos parecidos.

Nosotros los miembros de la Comisión, unidos por el esfuerzo de lucha contra la corrupción, tenemos en común una característica esencial para enfrentar los desafíos del presente: flexibilidad, agilidad y permanencia, esa ha sido nuestra norma, lo cual explica la capacidad que tenemos de hacer un aporte complementario al esfuerzo de los Poderes Ejecutivos en Centroamérica.

Porque nuestro empeño político, bien puede, si lo deseamos influenciar el proceso de pensar, dialogar y contribuir a un cambio social y económico que no abandone la dimensión de la equidad, ni se aleje de sus fin último: el bienestar humano.

La sostenibilidad de esta lucha que esta en el campo de nuestras responsabilidades políticas es un compromiso de todos los sectores de la sociedad centroamericana, que pasa necesariamente por el esfuerzo de combatir todo aquello que amenaza los valores, la seguridad y el destino de centroamerica.


Problemas como la corrupción, el trasiego de drogas y el crimen organizado deben ser dimensionados más allá de la óptica nacional. Porque todos en su conjunto se desbordan y permean nuestras sociedades, que concluyen que es insuficiente hablar del combate nacional cuando, en realidad, lo que está en juego es un problema global.

Lo que se haga o se deje de hacer en cada uno de nuestros países afecta inevitablemente al resto. De una u otra manera, la erosión de la representatividad del sistema político democrático, producto de la imposibilidad de controlar las amenazas que se ciernen sobre él, afecta nuestra sociedad. Por lo que la ausencia de soluciones en nuestra región, confirma la fuerza de estos males en el resto del mundo. Los retos de hoy como los problemas de siempre, ahora son globales.

El desarrollo contemporáneo inevitablemente pasa por la globalización, la regionalización de los mercados y la mundialización de la economía, pero, paradójicamente, junto a ella se van abriendo las posibilidades de profundizar el desarrollo de la democracia en lo local y de compartirla en lo internacional. Si la globalización y el desarrollo deben vincularse, considero esencial que nosotros tengamos la capacidad de resolver oportunamente, el cuando y el como.

Creo que la posibilidad de un mundo globalizado, no será sostenible sin la consideración precisa de las identidades individuales o parciales.

Los centroamericanos al menos, hemos aprendido que nuestras sociedades no pueden avanzar, o al menos subsistir sin ese respeto elemental por nuestras diferencias, nuestras costumbres, nuestro acento, nuestro pasado, nuestra fe religiosa, porque en la tolerancia esta la clave que hemos descifrado para evitar la violencia y la guerra.

Es trascendental que trabajemos y colaboremos juntos; pues solo eso nos enseña el respeto por la diversidad. Sin un esfuerzo mancomunado, sin un intercambio de experiencias y de ideas, será muy difícil el reto de encarar los retos del esquivo porvenir.


Es por ello necesario trabajar en la reforma política y el desarrollo de la democracia para que ambas se adecuen y se adapten a los tiempos modernos, pero sobre todo para que seamos sujetos y no objeto de las transformaciones.

El desafío centroamericano de hoy, no es posible enfrentarlo sin la memoria y la imaginación creadoras de nuestros pueblos, es necesaria una nueva institucionalidad, que posea opciones de vida que refuercen los lazos sociales y los valores éticos que colocan en el centro de todo debate, al ser humano.

Estoy convencido sobre el valor de estas reuniones, que no solo promueven el diálogo político y cultural entre nuestras sociedades, también refuerzan la esperanza y la fe en nuestro destino. De la regularidad de estos encuentros, surgirán más temprano que tarde las respuestas para tanta interrogante que anda suelta, con y sin sentido.

La paradoja del destino centroamericano, radica en que luchamos por conquistar la democracia en desafío abierto contra las consecuencias nefastas de la crisis económica y la inflación, y en oposición a los costos sociales de la estabilización y del ajuste económico-financiero. A pesar de las difíciles condiciones sociales, nuestra región insiste en construir un orden institucional fundado en la legitimidad, el consenso y la tolerancia política.



Tenemos que luchar para que el individuo sea miembro activo de una colectividad política tolerante y tenga confianza en que es posible alcanzar metas realistas en favor del bienestar general, dentro del marco de las instituciones democráticas.

Necesitamos un diálogo político entre sociedades y dirigentes políticos. Un diálogo que tenga como objetivo tanto la discusión y solución de problemas urgentes, sin omitir la consideración de los problemas estratégicos.

La realización de estas reuniones entre representantes del Estado y miembros de la sociedad civil centroamericana sobre éstos y otros problemas pueden ser importantes fuentes de apoyo para la renovación de la política. Llamemos a las universidades, a los sindicatos, a las empresas, a los movimientos sociales, para que juntos discutamos e intercambiemos experiencias y posibilidades. Los dirigentes centroamericanos estamos obligados a discutir, necesitamos abrir y renovar permanentemente el diálogo. Pero necesitamos que este sea interactivo.

Es importante establecer por ejemplo, un diálogo que abra la posibilidad de renovar continuamente los acuerdos que intentan fundar una alianza regional contra el narcotráfico y la corrupción. Requerimos con urgencia de nuevos enfoques para analizar los problemas que nos afectan



Necesitamos una nueva ética que haga prevalecer los intereses comunes de nuestras naciones sobre los individuales; de modo tal que apreciemos objetivamente los riesgos que resultan de situaciones como la corrupción generalizada, los cuales sin lugar a dudas, comprometen la estabilidad a nivel local y regional.

Tengo la convicción, de que la Comisión, puede llegar a ser, la mejor oportunidad que tenemos en la región, para recuperar, valorar y potenciar las experiencias políticas de nuestras sociedades en la lucha contra el narcotráfico y la corrupción.

Si logramos consolidarla, esta será una instancia para encontrar, promover e implementar, la estrategia regional que hemos venido promoviendo con tando ahinco desde San José hasta Guatemala.

Muchas Gracias.


MSc. Jorge Poveda , julio 2001

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