martes, 27 de agosto de 2013

DEMOCRACIA VS. PRIMAVERA ARABE......Dos puntos de vista




Primer articulo: 

Por que la primavera árabe es incompatible con la democracia....

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Durante los días de las movilizaciones que acabaron con el régimen laico  del ex presidente Hosni Mubarak, escuchamos a muchos analistas occidentales desgranar halagos en referencia a la pacífica y civilizada revolución egipcia.

Lo grave es que muchos eran académicos de cursos universitarios que educan jóvenes que una vez graduados, se incorporan a organismos internacionales.


Era notorio que no tenían idea del daño desinformativo que estaban ocasionando a la opinión pública. Hasta llegaron a decirnos que todo era un gran movimiento liderado por una generación joven y pujante que se erigió en el paladín de la calle árabe desde la mítica plaza Al-Tahrir.
Ahora deberían explicarnos: ¿qué fue de esa generación joven y revolucionaria? ¿De qué revolución hablaron? ¿Dónde está en los hechos esa revolución? ¿Está en las Iglesias incendiadas y devastadas? ¿En las tumbas de los cristianos coptos y de los servidores del orden recientemente asesinados por la hermandad musulmana? La respuesta, aunque estos académicos, opinólogos y periodistas de la militancia ya no aparezcan en los medios de prensa, no parece estar por allí, sencillamente porquenunca ha tenido lugar ninguna primavera árabe como lo indiqué por dos años en varios escritos, conferencias y entrevistas.
De ninguna manera resultaba complejo percibir con claridad las derivaciones de “la primavera egipcia”. No puedo decir que me he sentido sorprendido ni decepcionado por el Consejo Militar que asumió el poder luego del derrocamiento de Mubarak, ni por el mismo Consejo Militar que destituyo recientemente al presidente islamista Mohamed Mursi. Todo era muy básico de interpretar; las prácticas inhumanas y despreciables de regímenes egipcios anteriores se potenciaron con la hermandad musulmana en el poder. La discriminación, la injusticia, la persecución y los crímenes sobre los cristianos coptos es el claro ejemplo de esta conducta maligna e impropia cuando se habla de democracia y revolución.
La mala utilización del término “democracia” ha servido como puerta de acceso de dictaduras que han aniquilado derechos y libertades de las personas a lo largo de la historia en todo el mundo árabe. Esto es así porque en algún punto de su proceso, la democracia no está exenta de ser el equivalente representativo de masas o el gobierno de las mayorías. Y generalmente la historia nos ha demostrado que en un gobierno dominado por la voluntad de las mayorías, los derechos de las minorías no están garantizados, por el contrario, suelen ser descuidados y a menudo violentados por quienes detentan el poder.
La historia política universal ha mostrado claramente que la democracia ha naufragado no pocas veces a manos de la masa entusiasmada, pero carente de ideas democráticas, ello ha dado paso a la anarquía y eventualmente a las dictaduras. Eso lo que ha ocurrido de forma constante en los países árabes. De allí que los voluntariosos académicos, periodistas y opinólogos occidentales deberían comenzar a considerar estas pautas cuando incursionan en asuntos árabes islámicos.
Cuando los occidentales hablan de democracia, asumen ingenuamente que significa lo mismo para todos los pueblos en todas partes. La tesis que sostienen es que el poder popular va de la mano con la libertad y la tolerancia a las minorías en todos los lugares del mundo. Ello es una suposición absurda y no fundada sobre historia o razón alguna para ser aplicada en el mundo árabe, y configura nada más que una mera ilusión del pensamiento occidental. En Oriente Medio y otras partes del mundo donde capea el integrismo, la ideología yihadista funciona como “una tiranía teocrática siempre’” y esto no cambiara hasta que la mezquita sea separada del Estado.
En casos como el egipcio, la injerencia de ideologías salafistas o wahabíes, portadoras siempre de segundas intenciones y dirigidas al establecimiento de un nuevo sistema de gobierno cercano al ‘’califato universal’’, era una obviedad que dispararía al caos actual. Esta situación llegó a pasar con casi todos los eventos en el mundo árabe. Desde Túnez a Egipto desde Libia al Yemen. Era claro que este escenario era lo que sobrevendría, pero no fue comprendido por las potencias occidentales ni por los opiniólogos que han analizado y hasta celebrando tal dislate en su momento. Aunque curiosamente se han llamado a silencio o han cambiado sus posiciones hoy.
En Egipto, dos facciones avanzan decididamente hacia la toma del poder, incluso de cara a las próximas elecciones libres y democráticas -si es que tienen lugar-, estos polos de poder son el Consejo Supremo de las fuerzas armadas (el ejército egipcio) y el grupo de la hermandad musulmana. Esta organización, que se sitúa en el epicentro del fundamentalismo radical, es un grupo que actúa como punto focal y espiritual de organizaciones yihadistas en todo el mundo.
La hermandad musulmana es la facción mejor organizada dentro del pueblo egipcio. De hecho, gran parte del pueblo egipcio está más cercano a la hermandad musulmana que a los militares, a quienes aun no ha declarado abierta hostilidad porque espera que faciliten y garanticen las próximas elecciones, pero este no será el caso si la hermandad declara una guerra abierta a las fuerzas armadas para que el destituido presidente Mursi sea repuesto en el poder.
Lo concreto es que dos años después del inicio de la revolución egipcia “hay que reconocer que la calificación de primavera ha sido meramente una expresión de deseo occidental y todo ha pasado a ser un invierno islamista de destrucción y violencia” donde ya no se escuchan los análisis eufóricos que alababan “la revolución egipcia”. Ahora que los salafistas están quemando iglesias, asesinando cristianos y miembros de la fuerzas de seguridad obligando al ejercito a responder con la violencia que se ve estos días todo es muy claro, y les guste a no a los deformadores de la realidad, el escenario actual viene a confirmar que: ni antes ni ahora ha habido tal cosa a la que llamar primavera egipcia.


 


Fuente:  Infobae Opinion, Primavera Egipcia. Por George Chaya
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Segundo  articulo: 

Europa, 1848 y la primavera árabe
 
Por Gabriele Crescente* 
 
Cuando se inició la “primavera árabe”, muchos observadores europeos compararon los levantamientos contra los regímenes autoritarios de África del Norte y de Oriente Próximo con los que provocaron el hundimiento de los regímenes comunistas europeos en 1989. Esperaban que se produjera una oleada de democratización y de desarrollo fomentada por una nueva generación de jóvenes que se inspirarían en los valores occidentales.
 
Tal y como señaló la directora general adjunta egipcia del FMI Nemat Shafik en mayo de 2012, la diferencia es que en 1989, “la economía mundial se encontraba en plena expansión, la Unión Europea estaba dispuesta a acoger entre sus miembros a países en transición y era fácil obtener financiaciones externas”. La transición de los países árabes se ha producido en un contexto mucho más difícil. Según Shafik, sin una “primavera económica” que acompañe a la renovación política, la primavera árabe estará condenada al fracaso, pero el peso de las profundas reformas necesarias ejercerá una gran presión sobre las arcas ya vacías de estos países inestables.
 
Tras el regreso sangriento del ejército en Egipto, todo el mundo es consciente del fracaso. Y la situación actual parece que puede compararse más bien con otro gran ciclo revolucionario que fracasó, la “primavera de los pueblos” de 1848, como destacan Robert D. Kaplan y Jonathan Steinberg.
 
Sin embargo, entre los puntos comunes notables entre los dos grandes acontecimientos, existe uno que pasa desapercibido: en los dos casos, se trata de la explosión producida tras un largo proceso de reequilibrio entre los sistemas económicos, políticos y sociales antiguos y nuevos. En 1848, el capitalismo burgués imperante intentaba acabar con el sistema feudal y asentar un modelo basado en la democracia parlamentaria y el liberalismo. En 2011, la crisis económica estallaba tras una larga fase de deterioro y de obsolescencia de estos regímenes autoritarios que databan de la Guerra Fría. Pero la clase media que tendría que haber apoyado la adopción de un modelo de tipo occidental era demasiado escasa y demasiado débil debido a su propia crisis. Entonces, el proceso pasó a manos de los islamistas, que en lugar de sufrir dificultades económicas, salieron reforzados de la situación.
 
Al igual que a mediados del siglo XIX, nuestra época aún no ha madurado y los movimientos islamistas regresan a la clandestinidad ante la actual oleada de protestas. Los países del Golfo, que han intentado aprovecharse del movimiento, se han dado cuenta de su magnitud real y han decidido sustituir a Europa y a Estados Unidos en la función de padrino de los policías autoritarios del orden regional. De este modo, ante los 12.000 millones de dólares que han ofrecido a los generales egipcios, las escasas ayudas bloqueadas por la Unión Europea como “fuerte respuesta simbólica” demuestran, de un modo casi ridículo, hasta qué punto la función de Europa en la otra orilla del Mediterráneo es irrisoria.
 
Para cosechar los frutos de una primavera de democracia y de desarrollo, Europa tendría que haber sembrado las semillas cuando el tiempo era favorable y apoyar a los principales actores del movimiento, en lugar de dividirse por ciertas complicidades con los regímenes dictatoriales corruptos y de emprender iniciativas vanas como la Unión para el Mediterráneo. Ahora ya es demasiado tarde. Quizás la primavera árabe esté llegando a su fin, pero, al igual que sucedió después de 1849, la dinámica histórica que la hizo nacer seguirá su curso. El dinero de los jeques no bastará para resolver las dificultades estructurales de los países árabes y el momento de pedir cuentas a los movimientos islamistas tan sólo se retrasará. Pero los europeos pueden estar tranquilos: en esta historia ya no tenemos ninguna función que desempeñar.(Presseurop)
 
*Periodista italiano. Trabaja desde 2006 en el semanario Internazionale. Responsable de la edición italiana de Presseurop.

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lunes, 26 de agosto de 2013

Global Governance of the Internet must be Democratised!

Joint civil society statement

The statement can be read in ChinesePortugueseFrench and Spanish.

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Global Governance of the Internet must be Democratised!

A joint statement by civil society organisations for the UN CSTD meeting on 'Enhanced Cooperation on Public Policy Issues Pertaining to the Internet' in Geneva  May 18th, 2012

proposed by
Focus on the Global South (Thailand), Instituto Nupef (Brazil), IT for Change (India),
Knowledge Commons (India), Other News (Italy) and Third World Network (Malaysia) 

and endorsed by
organisations and individuals listed at the end of the statement

The Internet is a major force today, restructuring our economic, social, political and cultural systems. Most people implicitly assume that it is basically a beneficent force, needing, if at all, some caution only at the user-end. This may have been true in the early stages when the Internet was created and sustained by benevolent actors, including academics, technologists, and start-up enterprises that challenged big businesses. However, we are getting past that stage now. What used to be a public network of millions of digital spaces, is now largely a conglomeration of a few proprietary spaces. (A few websites like Google, Facebook, Twitter and Amazon together make much of what is considered the Internet by most people today.) We are also moving away from a browser-centric architecture of the 'open' Internet to an applications-driven mobile Internet, that is even more closed and ruled by proprietary spaces (like App Store and Android Market). In fact, some Internet plans for mobiles come only with a few big websites and applications, without the open 'public' Internet, which is an ominous pointer to what the future Internet may look like. What started off as a global public resource is well on its way to becoming a set of monopoly private enclosures, and a means for entrenching dominant power. At this stage, it is crucial to actively defend and promote the Internet's immense potential as a democratic and egalitarian force, including through appropriate principles and policies at the global level.

Who governs the Internet
It is a myth that 'the Internet is not governed by anyone'. It is also not a coincidence nor a natural order of things that the Internet, and through it, our future societies, are headed in the way of unprecedented private gate-keeping and rentier-ing. The architecture of the Internet is being actively shaped today by the most powerful forces, both economic and political. A few US based companies increasingly have monopoly control over most of the Internet. The US government itself controls some of the most crucial nodes of the global digital network. Together, these two forces, in increasing conjunction, are determining the techo-social structure of a new unipolar world. It is important for progressive actors to urgently address this situation, through seeking globally democratic forms of governance of the Internet.
While the US government and US based monopoly Internet companies already have a close working relationship to support and further each other's power, this relationship is now being formalised through new power compacts; whether in the area of extra-territorial IP enforcement (read, global economic extraction) through legislations like SOPA , or in the area of security (read, global extension of coercive power) through cyber-security legislations like CIPSA.
The US government has stubbornly refused to democratise the oversight of the Internet's root server and domain name system, which it controls. While the US pooh-poohs the security concerns expressed by other countries vis-a-vis such unacceptable unilateralism, rather hypocritically, it seeks to contractually obligate the non-profit managing these key infrastructures to appoint its security officials only on US government advice. (The chief security officer of this non-profit body is already, in fact, a sworn member of the 'Homeland Security Advisory Council' of the US!)
Apart from the direct application of US law and whims (think Wikileaks) over the global Internet, and Internet-based social activity (increasingly a large part of our social existence), default global law is also being written by the clubs of powerful countries that routinely draft Internet policies and policy frameworks today. The OECD and Council of Europe are two active sites of such policy making, covering areas like cyber-security, Internet intermediary liability, search engines, social networking sites etc. Last year, OECD came out with its 'Principles for Internet Policy-Making'. These Principles, heavy on IP enforcement and private policing through large North-based Internet companies, are to guide Internet policies in all OECD countries. Recently, OECD decided to 'invite' other, non-OECD, countries to accede to these Principles. This is the new paradigm of global governance, where the powerful countries make the laws and the rest of the world must accept and implement them.

Who is not allowed at the governance table
While Northern countries are very active at Internet related policy- and law-making, which have extra-territorial ambition and reach, they strongly resist any UN based initiative for development of global Internet principles and policies. This is in keeping with the increasingly common Northern efforts at undermining UN/ multi-lateral frameworks in other global governance arenas like trade, IP etc. For instance; trying to keep global financial systems out of UNCTAD's purview at the recent Doha UNCTAD meeting, and bringing in Anti-Counterfeiting Trade Agreement (ACTA) as a new instrument of extra-territorial IP enforcement by the OECD, bypassing WIPO.
The mandate of the World Summit on the Information Society (WSIS) for building a globally democratic space for developing Internet related global policies is quite clear. The WSIS outcome document states that, “the process towards enhanced cooperation (on Internet-related international public policies), (is) to be started by the UN Secretary-General ... by the end of the first quarter of 2006”. However, six years down the line, developed countries do not seem to be willing to even formally discuss how to operationalise this very important WSIS mandate of 'enhanced cooperation', much less do something concrete about it.

OUR DEMAND - Internet Governance must be democratised
We, the undersigned civil society organisations, affirm that the Internet must be governed democratically, with the equal involvement of all people, groups and countries. Its governance systems must be open, transparent and inclusive, with civil society given adequate avenues of meaningful substantive participation. While we denounce statist control over the Internet sought by many governments at national levels, we believe that the struggle at the global level also has significant dynamics of a different kind. Our demands with respect to 'global' Internet Governance espouse a simple and obvious democratic logic. On the technical governance side, the oversight of the Internet's critical technical and logical infrastructure, at present with the US government, should be transferred to an appropriate, democratic and participative, multi-lateral body, without disturbing the existing distributed architecture of technical governance of the Internet in any significant way. (However, improvements in the technical governance systems are certainly needed.) On the side of larger Internet related public policy-making on global social, economic, cultural and political issues, the OECD-based model of global policy making, as well as the default application of US laws, should be replaced by a new UN-based democratic mechanism. Any such new arrangement should be based on the principle of subsidiarity, and be innovative in terms of its mandate, structure, and functions, to be adequate to the unique requirements of global Internet governance. It must be fully participative of all stakeholders, promoting the democratic and innovative potential of the Internet.
The Internet should be governed on the principles of human liberty, equality and fraternity. It should be based on the accepted principle of the indivisibility of human rights; civil, political, economic, social and cultural rights, and also people's collective right to development. A rights-based agenda should be developed as an alternative to the current neo-liberal model driving the development of the Internet, and the evolution of an information society. The UN is the appropriate place for developing and implementing such an alternative agenda. Expedient labelling by the most powerful forces in the Internet arena, of the UN, and of developing countries, as being interested only in 'controlling the Internet', and under this cover, continually shaping the architecture of the Internet and its social paradigm to further their narrow interests, is a bluff that must be called.
We demand that a Working Group of the UN Commission on Science and Technology for Development (CSTD) be instituted to explore possible ways of implementing 'enhanced cooperation' for global Internet-related policies. (Such a CSTD Working Group is also being sought by some developing countries.) 'Enhanced cooperation' must be implemented through innovative multi-lateral mechanisms, that are participatory. Internet policy-making cannot be allowed to remain the preserve of one country or clubs of rich countries. If the Internet is to promote democracy in the world, which incidentally is the much touted agenda of the US and other Northern countries, the Internet itself has, first, to be governed democratically.

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viernes, 23 de agosto de 2013

Maduro embarra a Chávez


El manejo de la economía está infectado por mafias acobijadas desde el pináculo del Estado

ARGELIA RÍOS |  EL UNIVERSAL

viernes 23 de agosto de 2013  12:00 AM

Es un recurso desesperado cuya efectividad ni siquiera está garantizada. La campaña contra la corrupción es la prueba manifiesta del entumecimiento del régimen: su escogencia, según se ha sabido, fue el producto de un ejercicio cuyo resultado reflejó la entera inconveniencia de abordar asuntos que sólo evocarían el incumplimiento de las viejas promesas electorales.

El oficialismo no tiene temas atractivos para ofertar, pero sí muchos que evadir. Retener los votos de la revolución se ha convertido en una tarea descomunal. "La sucesión" no sólo heredó la tragedia económica que Chávez ocultó arteramente. Además recibió un país inauditable, secuestrado por mafias aplicadas en el refinamiento de las más modernas prácticas del saqueo.

Cuando Maduro exhorta al saneamiento del "proceso", admite que el legado de Chávez es una olla podrida y pone en duda, por omisión culposa, la supuesta majestad moral de quien le regaló la Presidencia de la República. Pontificar sobre la corrupción, para escribirse una historia personal que lo erija en el redentor de la decencia -y ya no de los pobres y desvalidos-, plantea un contraste en el que el finado sale muy mal parado.

Ante los hechos, la oposición tiene una ocasión de oro para debatir sobre la putrefacción que nos gobierna, pero es preciso que lo haga relacionando el tema con la carestía, la inflación y el desmejoramiento de la calidad de vida de los venezolanos, todos consecuencias de la inmundicia con que se ha administrado la renta petrolera.

El manejo de la economía está infectado por mafias acobijadas desde el pináculo del Estado. Un "Estado delincuente" cuyas autoridades se llenan la boca anunciando la depuración de la política nacional, mientras acepta y auspicia en silencio la descarada recolección del libro donde Carlos Tablante y Marcos Tarre muestran el diagrama del maridaje entre los gánsteres de la boliburguesía y algunos cuantos funcionarios descarados que ahora prometen una revolución libre de perversiones.

El imprescindible relato intentará volver a las librerías precisamente hoy viernes; pero también está dispuesto en la páginawww.estadodelincuente.wordpress.com, el sitio desde donde sus autores insistirán en que el país conozca los nombres de los forajidos bolivarianos y los turbios negocios por medio de los cuales han desfalcado a Venezuela. Si Maduro estuviera genuinamente comprometido con el lema de su campaña, no sólo permitiría que el libro se convirtiera en el best seller que con seguridad sería si sus malas juntas no siguen impidiendo su circulación, a través de la compra masiva de sus ejemplares: también ordenaría las investigaciones que ameritarían los casos allí expuestos. Pero, no: también ésta es una promesa de hojalata.

Argelia.rios@gmail.com // @Argeliarios
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miércoles, 21 de agosto de 2013

Might as well face it, you’re addicted to oil


America, we need to talk.
Have a seat............
Remember when President George W. Bush told you seven years ago that you’re addicted to oil?
Well, you’re still addicted, and it’s clear that many of President Bush’s prescriptions for breaking that addiction — “zero-emission coal-fired plants”, nuclear energy, next-generation biofuels, and hydrogen — have gone nowhere. Even now, they remain part of President Barack Obama’s climate plan. We are no closer to “moving beyond a petroleum-based economy” now than we were in 2006.
It’s time to get serious about your problem. So here’s a little tough love.

Admit you have a problem

Your addiction is getting worse, even if you’ve cut back a little on your use.
You consumed 2 million barrels a day (about 10 percent) less oil in 2012 than you did in 2006, but your gasoline consumption is down just 0.5 million barrels a day. And that decrease is mainly because you can’t afford it in a recession, not because you’re deliberately finding ways to use less. You’re just driving less, in an older vehicle. You’ve still got a fleet of around 240 million cars and light trucks on the road with an average fuel efficiency of 22.5 miles per gallon (mpg). New cars average 23.8 mpg on a sales-weighted basis. That new 54.5 mpg federal standard is great, but it doesn’t cure your problem.
The market for hybrids and electric vehicles (EVs) is growing, but it still has very little share. As long as you keep buying millions of trucks per year that get 22 mpg, you’ve still got a huge problem.

Stop blaming others for your addiction

It’s easier to point fingers at someone else than to face your addiction. But you know who has the real problem.
It’s not the fault of the oil companies or the car companies or even Congress that you’re addicted. Sure, they didn’t help, just as ads for liquor don’t help keep you off the bottle. And sure, you had a tough childhood, growing up in a time when people were building roads and suburbs all over the place with no thought for how that architecture might work in an era of constrained oil supply and high prices.
But nobody made you live 50 miles away from your work, or put the kids in activities scattered all over town, or buy that inefficient vehicle. It’s your problem now. Nobody else’s. Deep down, you know that’s true.
Who’s in control here? You, or the gasoline? You, or society? You are not powerless over your addiction. You make a choice every time you buy a car, get behind the wheel, get on a plane, and pick a place to live or work. You make a choice every time you vote for or against roads, buses and trains.

Acknowledge the cost of your addiction

Gasoline prices will never fall back under $3, because the cost of new oil from activities like hydraulic fracturing (fracking) and tar sands production is so high.
Americans spent $434 billion last year on imported oil. That’s $1.2 billion dollars a day.
In addition, you’re spending somewhere between $13 billion and $143 billion a year in military costs to protect U.S. oil interests in the Persian Gulf, alone. You spend yet more to protect them in Africa, South America and anywhere else there is oil.
There are health costs: Many of your children have asthma because of pollution from cars and coal-fired power plants. Social costs. Climate change costs. Environmental destruction costs, not from just well blowouts, but from habitat loss and many other things. All kinds of hidden costs. A rough back-of-the-napkin analysis I did in 2007 found that the true cost of your oil could approach be in the range of $12.5 trillion a year (it would be even higher today). That’s nearly equivalent to America’s gross domestic product (GDP), so it’s probably an overestimate.
Due to a lack of reliable data, it’s almost impossible to know the right number. But that doesn’t even matter. It’s huge. It’s like spending every dollar you make on drink.
That is part of the reason why you’ve got money troubles. A big part. You will never get your balance sheet straightened out until you stop using oil.

Stop denying it

Fracking has brought a temporary new bump in U.S. oil and gas production, but it’s already showing signs of slowing down. Tar sands aren’t a solution either; they’re the oil junkie’s last fix.
These marginal sources of oil don’t cure your addiction; they extend it.
You are the world’s biggest oil junkie, by far. Nobody else consumes roughly one-fifth of the planet’s oil supply. Increasing your domestic supply does not curb your consumption. You can make a big show of becoming “energy independent” some day, on a net British thermal unit (BTU) basis, by exporting more coal, gasoline and diesel, but that isn’t fooling anybody. You’re still the largest oil consumer.
Forget about miracle energy cures. They are fantasies, the hallucinations of an addict in withdrawal. They aren’t real. The only real solutions are difficult and require some sacrifice.
Stop kidding yourself that global warming isn’t happening or that isn’t happening because of your consumption of fossil fuels. You have been the main contributor of carbon dioxide emissions for decades. You have released carbon that took nature many millions of years to sequester, and pumped it into the atmosphere in about 150 years. Don’t even try to pretend that hasn’t affected the climate.

Get off the sauce

You can’t actually stop using oil. It is embedded in everything you buy, everything you use, and everything you eat. If you tried to go cold-turkey, everything would grind to an immediate halt. Your fear of that — eating shoe leather in the dark — is what keeps you in denial. But it doesn’t have to be that way.
You can do your part.
You can choose modes of transportation that use less — or no — oil. You can drive EVs that charge up with your own rooftop solar arrays. You can get around on bicycles and use public transportation. You can carpool. You can take a train and build new rail systems, like California’s high-speed rail. (But no, you can’t bet on Elon Musk’s “Hyperloop,” because no one is planning to build it.) You can move to a place that will let you walk to work.

Make amends to those you have harmed

Your addiction has caused a great deal of harm and suffering, not just at home, but in other countries.
You’re a big part of the reason why rising sea levels threaten to swamp populations from the Marshall Islands to Miami.
Your addiction has led to wars that have claimed hundreds of thousands of lives. It has fomented the terrorism that has made surveillance and pat-downs part of your everyday experience. It has caused the destruction of vast areas of boreal forest in Alberta, and the contamination of lands and waters in dozens of countries around the world. It has probably contributed to habitat loss and species extinction. It has contaminated the air that you and everyone you know breathes.
You have many people, places and species to make amends with. There’s no time like the present to get started.

Make a commitment and take responsibility

It’s time for you to take responsibility for your oil addiction and do something about it, instead of just hoping that you can continue to be a high-functioning addict.
Saudi Arabia, the world’s No. 1 or No. 2 oil producer depending on the year, which enjoys the cheapest domestic oil on the planet, is building a $22 billion metro to cut its oil use. You are the world’s largest oil importer (although you’re about to be the second largest, after China), and the cost of producing your oil is among the highest in the world. Should you not do at least as much as Saudi Arabia to curb your addiction?
You need to do much more than you have done to get your life under control again. You need to think about how to get 240 million cars and light trucks off the road, permanently. Merely cutting back on your use a little through a few more efficient vehicles each year isn’t enough. You need to make some big commitments, and give up on some cherished dreams and beliefs. It’s going to take real courage to look yourself in the mirror and make those changes, but you really don’t have a choice. You’re either going to get a grip, or your addiction is going to kill you.
The good news is: If you resolve to do something about it, you can recover from your addiction, bit by bit, year by year. As you do, you’ll discover a better you inside: One that’s happier, healthier, able to help others cure their addictions, and able to start repairing the damage you’ve done. But you have to commit to it. Your days of inaction, denial and blaming others have to stop.
You can do this, America. Let’s start on the long road to recovery, individually and collectively. Starting now.
Thanks to Robert Rapier for a little inspiration.
Photo: snowlepard/Flickr

Source: 
SmartPlanet Daily 
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martes, 20 de agosto de 2013

Las colonias niegan la lógica de la historia


 Los días del imperio británico terminaron y mantener los que en el pasado fueron territorios estratégicos, como Gibraltar, supone una reliquia del pasado. El floreciente éxito de Gibraltar como paraíso fiscal exaspera a un vecino golpeado por la crisis, aunque su futuro parece asegurado



Simon Jenkins - The Guardian
 

 
No hay nada que supere un portaaviones. El HMS Illustrious salió de Portsmouth el 12 de agosto, delante de la fragata HMS Victory y de multitud de patriotas vitoreando a las embarcaciones. En una semana llegaba a Gibraltar, a un tiro de cañón del Cabo Trafalgar. El pecho de la nación se hincha de orgullo y se contienen las lágrimas. El espíritu olímpico se deja a un lado para chamuscar las barbas del rey de España.
 
El imperio británico ha dado mucho que hablar, pero eso se acabó, está muerto, se esfumó. La idea de un buque de guerra británico supuestamente amenace a España es absurda. ¿Acaso va a bombardear Cádiz? ¿Sus cañones acabarán con un atasco en la hora punta en una colonia que la mayoría de los británicos consideran repleta de evasores fiscales, traficantes de drogas y quejicas de derecha? Los gibraltareños tienen derechos, pero por qué deben enviar los contribuyentes británicos unos barcos de guerra para defenderlos, aunque sea “para realizar ejercicios militares”, es todo un misterio.
 
Un estudio sobre las polémicas colonias británicas, Gibraltar y las Malvinas, sólo puede aportar dos conclusiones
Un estudio sobre las polémicas colonias británicas, Gibraltar y las Malvinas, sólo puede aportar dos conclusiones. Una es que la reclamación que hace sobre ellas Gran Bretaña según el derecho internacionales es totalmente sensata, la otra es que actualmente es una absoluta ridiculez.
 
Los Estados naciones del siglo XXI ya no tolerarán la más mínima humillación de soportar los restos de los imperios de los siglos XVIII y XIX. La mayoría de los imperios europeos surgió de la “realpolitik” del poder, sobre todo los Tratados de Utrecht (1713) y de París (1763). Esa misma “realpolitik” ahora ordena su desmantelación. Una de las primeras finalidades de las Naciones Unidas era conseguir precisamente eso.
 
Por supuesto, las personas que viven en estas colonias tienen derecho a que las tengamos en cuenta, pero esos derechos nunca se han antepuesto a la realidad política. Tampoco lo ha exigido Gran Bretaña, al menos cuando las circunstancias así lo dictaban. A los residentes de Hong Kong y de la isla de Diego García no se les consultó, ni tampoco se les concedió la “autodeterminación”, cuando Gran Bretaña quiso tirarlos al cajón del olvido de la historia. Hong Kong se entregó a China en 1997, cuando finalizó la cesión de los Nuevos Territorios. El Pentágono exigió la isla de Diego García y se le entregó en 1973. A los británicos de Hong Kong se les negó el pasaporte y los habitantes de Diego García fueron desalojados sumariamente a Mauricio y a las Seychelles.
 
Negociaciones de todo tipo
 
La seguridad de Gran Bretaña no depende de estos lugares. Tampoco de estaciones carboneras en el Atlántico. Francia sobrevive sin poseer Senegal y Pondicherry, y Portugal sin Santo Tomé y Goa. Cuando los indios se apoderaron de Goa en 1961, el mundo no se opuso. De hecho, el plan de invasión argentino en las Malvinas en 1982 se denominó Operación Goa, ya que Buenos Aires asumió que también se consideraría una acción de limpieza post-imperial.
 
Las reliquias del imperio británico ahora sobreviven en los intersticios de la economía global. Son las grandes beneficiarias de la hemorragia fiscal que se ha producido como resultado de la globalización financiera. Muchas se han convertido en sinónimo de corrupción. Las autoridades fiscales estadounidenses no ocultan su furia ante la situación de Bermudas. George Osborne se ha propuesto cazar a los evasores fiscales de las Islas Caimán y las Islas Vírgenes Británicas.
 
España se queja desde hace tiempo de la función de Gibraltar a la hora de facilitar el contrabando, el blanqueo de dinero y las apuestas en el extranjero, más allá de su propio alcance normativo. Esto desembocó en un informe del FMI de 2007 sobre las deficiencias en la normativa financiera de la colonia. La condición de paraíso fiscal de Gibraltar le ha aportado un exceso de riqueza, lo que aviva la ira de España por el hecho de que tanto dinero fluya libre de impuestos por lo que considera su propio territorio.
 
Estas colonias afirman ser “más británicas que los británicos”, aunque no paguen ningún impuesto a Reino Unido y sirvan de paraísos fiscales para los fondos de Gran Bretaña. Gibraltar se ha especializado en particular en las apuestas por Internet. Las colonias juran lealtad a la corona, pero no a sus autoridades fiscales ni a su política financiera. Son parques de atracciones churchilianos con buzones rojos, “fish and chips” y cerveza caliente. Pero quieren seguir disfrutando de las ventajas sin obligaciones. Cuando los vecinos se enfadan, exigen a los que pagan impuestos que les protejan y les envíen soldados, diplomáticos y abogados en su ayuda.
 
En el argumento jurídico entre Gran Bretaña y España, sale ganando Gran Bretaña. Aunque Gran Bretaña no se uniera al espacio Schengen de libre circulación fronteriza, supuestamente todos los Estados de la UE facilitan el movimiento de sus ciudadanos. El cobro de entrada de 43 libras que ha propuesto España es excesivo. Podría resultar irónico que los ministros conservadores plantearan su causa ante los odiados tribunales europeos, pero es el lugar al que tendrían que acudir. Recurrir a la justicia es mejor que fingir una guerra.
 
Granos de arena
 
Dicho esto, es inconcebible que un intermediario sincero no pueda resolver esta disputa de hace siglos. En varias ocasiones, Gran Bretaña ha intentado llegar a un acuerdo de compromiso sobre la soberanía de Gibraltar. Margaret Thatcher inició las conversaciones en 1984, tras resolver con éxito la situación en Rodesia y Hong Kong. Los españoles ofrecían a Gibraltar un estatus de transferencia total, como los vascos y los catalanes, respetando su idioma, su cultura y un grado de autonomía fiscal. Tal y como ha demostrado el caso de Hong Kong, la transferencia de soberanía no quiere decir absorción política.
 
La maldición en este caso ha sido la ineptitud española que ha intensificado la intransigencia gibraltareña. Los embotellamientos en las fronteras son contraproducentes para ganarse los corazones y las mentes, al igual que los torpes aterrizajes argentinos en las Malvinas. España exigía la soberanía ya, a pesar de contar con colonias en el norte de África. Esto puso a los Gobiernos británicos contra la pared y los hizo vulnerables ante los lobistas coloniales que blandían la exigencia de la autodeterminación. El referéndum celebrado en Gibraltar en 2002 se saldó con un 98% de apoyo para seguir manteniendo el estatus de colonia y en una votación en las Malvinas se obtuvo un resultado similar. Dista mucho de la disposición de Thatcher de entregar Hong Kong y aceptar la “soberanía con reserva de usufructo” de Madrid y Buenos Aires.
 
Lo cierto es que las colonias convertidas en paraísos fiscales de Gran Bretaña se sienten más seguras que nunca, consagradas por la historia con la protección británica y libres para echar un vistazo por el lado oscuro de la economía global para obtener dinero. Esto ha engendrado una tribu de británicos bañados en oro que viven en un mundo paralelo perpetuo. Cuando le pregunté a un gibraltareño que afirmaba ser “150% británico” por qué no debía pagar al menos el 100% de los impuestos británicos, me respondió: ”¿Y por qué tengo que pagar a unas personas que están a miles de kilómetros de distancia?”.
 
Aunque nieguen la lógica de la historia y la geografía, ni Gibraltar ni las Malvinas estarán jamás realmente “seguras”. Algún día estos vestigios se fusionarán de alguna forma con sus territorios interiores y dejarán de ser la china en el zapato de las relaciones internacionales. Ese día estará más cerca si los Gobiernos del mundo emprenden acciones para acabar con los paraísos fiscales.
 
Mientras, los habitantes de Gibraltar pueden seguir votando para “seguir siendo británicos” todo el tiempo que quieran. Pero si no aceptan los impuestos y las disciplinas que aceptan la mayoría de europeos, mientras se quedan con los negocios de los centros financieros de Europa, no pueden esperar que ningún Estado de la UE les proteja. Una fila ocasional de seis horas en La Línea es un bajo precio a pagar por negarse a formar parte del mundo real.
 
Anexo
 
Opinión : "Una absurda disputa"
 
Con el objetivo de poner fin a la disputa sobre Gibraltar, que comenzó ya en julio, tanto el presidente Mariano Rajoy como el primer ministro británico David Cameron han instado a la Unión europea para mediar en el contencioso. Y esto tras unos días de creciente tensión que demuestran “el mejor ejemplo de cómo no ejercer la diplomacia”, afirma el exdiputado laborista británico Denis Macshane en el diario español El País. Según el expolítico (que provocó una importante polémica en el pasado por gastos parlamentarios injustificados), las tensiones en la verja gibraltareña son el resultado de las similitudes entre el líder conservador británico y su homólogo español:
 
David Cameron y Mariano Rajoy son más parecidos de lo que están dispuestos a reconocer. Los dos son unos líderes nacionales débiles, que no tienen un auténtico control de la marcha de la política. Los dos están hartos de la UE. Los dos tienen un terrible problema de paro juvenil. Los dos se enfrentan a unas regiones-naciones, Cataluña y Escocia, que no quieren integrarse por completo en las entidades que constituyen el Reino Unido y la España castellana. Los dos países tuvieron grandes imperios, unos sueños que se resisten a desaparecer y persisten en los símbolos de la monarquía. Los dos tienen grandes problemas relacionados con la financiación de sus partidos […] Los dos poseen peculiares enclaves coloniales, Ceuta y Melilla en el caso de España, y las Malvinas y Gibraltar en el caso de Gran Bretaña. […] Entonces, ¿por qué esta absurda disputa entre dos calvos que se pelean por un peine, como decía Borges a propósito de la guerra de las Malvinas? […] Lo que vemos tanto en Gran Bretaña como en España a diario es un intento de manipular a los medios y obtener titulares, en Londres con el envío de buques de guerra a la región y en España con la propuesta de formar un eje común con Argentina para enfrentarse a Gran Bretaña en la ONU; ¡les deseo suerte! 20 agosto 2013, The Guardian
 
Source: Others News...espanol@other-news.info
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