jueves, 29 de julio de 2010

Cuantos presos politicos hay en Cuba....?

El actual Viceepresidente del Colegio de Periodistas de Cuba en el exilio mi amigo Jesus Angulo ha hecho el calculo de cuantos prisioneros ha tenido y tiene el regimen castrista en Cuba.
He aquí el resultado que cito textualmente tomado de un correo electrónico recibido hoy  29 de julio de 2010 :
"Ante todo, deseo darle las más expresivas gracias a aquellos cubanos que nos enviaron listas o sugerencias de cómo buscarlas.
Adjunto  encontrarán las que recibí así como el informe semestral (Enero – Junio de 2010, de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional cuyo vocero es Elizardo Sánchez Santa Cruz, ex prisionero de conciencia y ex colaborador del MININT de acuerdo con testimonio grafico presentado públicamente por el régimen castrista en el año 1997.
Al leer dicho informe nos llamó la atención el siguiente párrafo.
“7- Hace 45 años, el número de presos políticos superaba el número de 15,000. De un plumazo, el gobierno excarceló a 3,600 prisioneros de esta categoría en 1979. En los últimos siete años también ha prevalecido esta tendencia y ahora, con fecha 30 de junio de 2010 hemos documentado los casos de al menos 167 presos por motivos políticos o político-sociales, cifra ésta que contrasta con los 201 casos registrados a fines del semestre anterior”.
Nuestro análisis es el siguiente: si hace 45 años la cantidad de presos políticos superaba el número de 15,000 y de un plumazo, el gobierno excarceló a 3,600 prisioneros de esa categoría en 1979, la matemática me dice que quedaron encarcelados 11,400 prisioneros. Imaginemos que de 1979 al 2010 (31 años), hayan cumplido prisión y excarcelados, muertos en prisión o asesinados 10,000 (lo cual nos parece una exageración de nuestra parte) y que no hayan condenado a mas ninguno, hecho que sabemos que no es verdad ya que periódicamente nos llegan nombres y condenas de nuevos prisioneros de conciencia, todavía existirían en las cárceles cubanas más de 1,400 prisioneros de conciencia.

Y este otro párrafo:

24- “Estimamos que la actual población penal está en el orden de unas 80000 personas, incluyendo a varios miles internadas bajo la figura de Peligrosidad Social Pre-Delictiva y, en sentido abarcador, decenas de miles de personas inocentes o indebidamente condenadas que permanecen en las prisiones y otros lugares de internamiento mandatorio (manicomios, sidatorios, etc)”
                     
Para quedar bien se menciona vagamente la realidad sin asumir una posición firme y definitiva..

Mi pregunta es ¿Como es posible que el vocero de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional mediante la repetición haya convertido en una verdad internacional ya que todos los organismos de Derechos Humanos, la Prensa Internacional y la Local, dan por un hecho cierto que en Cuba actualmente existen 167 presos por motivos políticos o político-sociales?.
Yo creo que hubiese sido mejor no creerle al régimen las cifras que ha dado y ni siquiera a la que hayan podido dar los familiares que valientemente han informado sobre sus presos exponiéndose a la represión gubernamental y en su lugar haber usado la matemática para decirle al mundo que por lo menos hay más de 1,400 prisioneros de conciencia, no haciéndole el juego ni al régimen ni a los que por encontrarse fuera de Cuba carecen de datos correctos, ni a los hijos de la revolución que involuntariamente han sido adoctrinados por el sistema,  ni a los que  pretendiendo dialogar con este, quieren ocultar la verdad y le hacen el juego a los que dicen lo que el régimen quiere y autoriza que se diga.
Digamos la verdad al mundo, dejemos de ser papagayos de quienes son marionetas del régimen, usemos la matemática y digamos que en la Cuba de los Castros todavía sufren prisión más de 1,400 prisioneros de conciencia."
Miami 28 de julio de 2010   

Nota: Adjunto al correo viene la lista completa .-  
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viernes, 23 de julio de 2010

ARTIFICIOS PETROLEROS

Una reflexión sobre el petroleo ( "barro podrido") y la relación que ha llegado a tener con el desarrollo de todos los,pueblos del planeta y su impacto en las democracias de los países productores es el tema que desarrolla el Arq. Oscar Tenreiro, a quien agradecemos su autorizacion para publicarlo en este sitio.

El petroleo -ese elemento del que tanto se habla en nuestros días- no es mas que :
a) material vegetal y animal subsumido a grandes profundidades (en virtud de cataclismos naturales) al que la presión de los mantos que se encuentran sobre el ha modificado fisica y quimicamenter,para convertirlo en "barro podrido",
b) que extraído de las profundidades cada vez mayores, debe subdividirse en distintos productos ( "cracking en "columnas de fraccionamiento") ,
c) y almacenarse en grandes depositos ,para  luego enviarse por poliductos o barcos a lugares distantes para ser usado en generar energía denominada fósil.

Hay países  con grandes depósitos petroleros , en donde el "barro podrido" ha elevado sustancialmente el nivel de vida de su población (aunque existan enormes distorsiones en la redistribución de la riqueza producida en el proceso) . No ocurre lo mismo con la mayoría de los países de Medio Oriente en donde se concentran grandes "bolsones"de esta sustancia pegajosa y la democracia que debía producir se ha quedado pegada en la mente obtusa de los gobernantes que solo saben usarlo para hacer realidad sus caprichos y fantasías.
De este ultimo tema es precisamente del que nos cuenta el Arq. Tenreiro  y completa su afirmación con una fotografía que sustancia sus cavilaciones.  



Artificios petroleros




OSCAR TENREIRO

Hablaba la semana pasada del "excremento del diablo", nombre que le daban al petróleo los aborígenes. Confieso que, en tiempos de la entrevista en la que Juan Pablo Perez Alfonzo mencionó por primera vez el nombre, tuve, llevado por el impulso crítico, la impresión de que echar la culpa de la conducta humana a un mineral, esquivaba la necesidad de hacer una crítica "ad hominem", a la persona o personas responsables: sus compañeros de partido que bien necesitaban entonces ser confrontados con sus graves omisiones.

Pero ha pasado tiempo y aquí se siguen repitiendo los errores petroleros dando espacio para pensar que el oro negro lleva con él una suerte de maldición.

Mi madre solía citar un refrán venezolano: Dios no le da cacho a los burros. No les da cacho, Cecilia, pero les da petróleo que es el cacho de los nuevos tiempos. Hace poderoso al ignorante, al resentido, al incapaz, que como nuevo rico se siente omnipotente. Poderoso caballero es Don Dinero sería el refrán castizo que refuta al criollo.

Pero lo que me motiva a volver al tema no son las cosas de aquí, sino una que acabo de ver, una más se puede decir, de las que ocurren en los países petroleros del Medio Oriente, en esos Emiratos que también nadan en dólares petroleros y en la ignorancia y dispendioso desparpajo económico de los Jeques. Me la envía un arquitecto amigo desde La India por Internet: las imágenes del nuevo Hotel Atlantis (35.000 dólares la noche) inaugurado en Dubai el mes pasado que en mi opinión es, junto a muchas de las cosas que se han hecho en esa nación y en sus vecinas una metáfora de la revolución venezolana.

Porque el mal gusto, la estridencia, el absurdo, la incultura, la ramplonería que agrede a la verdadera y profunda cultura árabe, propia del fulano hotel, se compara muy bien con la pantomima trágica que se vive en Venezuela, ejemplificada ayer nomás por esos personajes que descuellan sólo por su inmensa capacidad de adulación, que en la Asamblea Nacional despotricaban "contra los curas" y horas después llamaban estúpidos a los senadores democráticos chilenos.
ESCENOGRAFÍAS
Esos países del Medio Oriente de inmensa riqueza petrolera, se han empeñado en improvisar una civilización con rostro urbano construyendo cascarones de gran tamaño que funcionan como espejos de lo que está en boga. Se invierte pues el inmenso flujo de dinero en la creación de una escenografía que deleita a los viajeros de Internet, novedosas "mulas" de las drogas del consumo desordenado de imágenes, y busca atraer esos capitales viajeros y especulativos que han sido, irónicamente, uno de los factores de la crisis financiera universal. Falsa, porque al menos lo de Panamá es fruto de una geografía estratégica con vocación de estabilidad; y lo de Las Vegas un modo de financiar el "entretenimiento". Pero lo de los Emiratos es un asunto de familias propietarias de países enteros y oportunismo de parte de los grandes intereses que andan por el mundo buscando pagar sus cuentas. Tal como las tienen que pagar los arquitectos famosísimos con grandes gastos de personal.

Por todo eso me dio grima oír a Jean Nouvel entrevistado por ese buen periodista que es Charlie Rose hablando del inmenso techo alabeado que cubre su museo (creo que es una sucursal del Louvre y supongo que en Dubai) en el que la luz del desierto es controlada por dispositivos electrónicos. Tan artificial me pareció.

Pensaba por ejemplo si los que irían a ese Louvre del desierto serían los mismos personajes usuarios de las horribles arquitecturas y espacios interiores a gusto de los jeques. Habrá un Guggenheim por supuesto, efecto Bilbao a la carga, y qué sé yo cuantas otras "novedades" a setenta dólares el barril a cargo de arquitectos que se trasladan en jet privados como el que transportó hasta Barquisimeto a Gehry y a nuestros genios de la música.
CONSTRUIR DESDE LA NADA
Y mientras los jeques construyen una civilización desde la nada, del otro lado del mundo se hace una "revolución" también desde la nada. Jeques dueños de países como los hermanos Castro a quienes el petróleo evita la ruina total, se apoyan en el Máximo Jeque fraternal venezolano que no decide sobre los adornos de un Lobby de hotel sino a quien regalarle gasolina a cambio de lealtad política. Las analogías de la Historia en pleno funcionamiento. La extrema derecha adora al boato y el máximo lujo porque acerca a los cuentos de hadas. Y la extrema izquierda adora al boato retórico que fabrica una rebeldía, paga propaganda de trashumantes cineastas, a comentaristas europeos con gastos pagados. Que construye un ámbito artificial ignorando la realidad de un país abandonado. Tan artificial como el de Dubai pero no de acero y concreto sino de palabras vacías hechas creíbles a base de dinero. Es decir, a base de Poder.

Poder que termina haciendo tragar todo. A esa izquierda boba le basta con los lemas y las simplezas para empezar a digerir. Y a todos los demás, que escapan a los esquemas, les inspira una contención que sería inexplicable si nos olvidáramos de que allí interviene el poderoso caballero, quiérase o no. Lo que se despacharía en privado con dos palabrotas, en público mueve al eufemismo, a las consideraciones "cultas" y a la contención propia de la prensa del corazón.

Y hasta críticos que han sido valientes para desvelar el falso brillo del estrellato, se muestran, como Freddy Massad en una entrevista de radio reciente, en exceso recatados frente al vendaval escenográfico de los jeques verdaderos.

Por eso publico aquí el espantoso lobby del Hotel Atlantis, porque semejante locura de mal gusto no podría erigirse sino a base de dinero que no duele. Y lo veo como una alegoría de la "revolución bolivariana" otra locura posible gracias al excremento del diablo.


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miércoles, 7 de julio de 2010

Puntos de vista complementarios sobre YIHAD TERRORISTA

En estos días el tema de política exterior mas álgido es-sin duda-la Yihad terrorista y los diversos criterios que genera. En esta pagina publicamos dos
artículos relacionados con el tema. El primero del Analista político libanes George Chaya ( en español) El segundo de dos científicos norteamericanos ( en ingles), Scott y Robert Axelrod
Lo interesante es que ambos se complementan ,toda vez que buscan rectificar decisiones erróneas en torno al Yihadismo Terrorista,el primero de parte de la Administracion Obama, el segundo de la Corte Suprema de Justicia de USA.


1.- Articulo de George Chaya

Revisionismo terminológico

Por George Chaya*
Diario de América /America’s Daily USA, 07/07/2010
http://www.georgechaya.info
http://diariodeamerica.com/front_nota_detalle.php?id_noticia=6126


La nueva Estrategia de Seguridad Nacional de la Administración estadounidense finalmente fue dada a conocer en su totalidad. Los asesores de la Casa Blanca en materia de lucha contra el terrorismo han declarado días pasados que la estrategia del Presidente Obama es muy clara en relación a la amenaza que EE.UU. enfrenta y anunciaron un proyecto puntual donde se indica que la administración no definirá a sus enemigos como “yihadistas o islamistas”, porque (según han argumentado) lingüísticamente Yihad es una palabra de santa connotación religiosa, un termino legítimo dentro del Islam, por lo que la utilización de un término religioso ofrecería una falsa percepción de que Al-Qaeda y sus aliados sean vistos como líderes religiosos y defensores de una causa santa, cuando en realidad, Ben Laden y los suyos no son más que criminales.

Lo cierto es que abandonando el uso de términos tales como “yihadistas” o “islamistas” en lo referente a la definición de la amenaza en su conjunto estratégico, la administración esta retrocediendo en la guerra de las ideas y se aleja de la estrategia de Defensa Nacional que la precedió, tanto como de aquellos hombres y mujeres que ofrendaron sus vidas y lucharon valientemente contra Al-Qaeda, el Taliban y otros grupos aliados al “Yihadismo Global”.

A mi juicio la premisa de la nueva doctrina de Seguridad Nacional en materia de identificación de la amenaza, como así también de los nombres adecuados a utilizar: es errónea de raíz. En primer lugar, porque lingüísticamente la palabra “Yihad” no se traduce como “Guerra Santa." En su esencia, “Yihad” significa “la purificación del creyente”. En segundo lugar, porque teológicamente se interpreta como “un llamado”, “un esfuerzo” para el creyente hecho en nombre de Allah, y ese llamado puede tener distintas formas, algunas de las cuales, sin lugar a dudas, podrían estar en el campo de batalla. Por ello, el gobierno de los EE.UU. no debería “caer en la trampa” de la disyuntiva en cuanto afirmar que la Yihad es legítima o ilegítima desde el punto de vista teológico. En su lugar, debería identificar hasta donde una determinada ideología definida como “Yihadista” por los propios islamistas, es o no una amenaza de radicalización dentro de sus fronteras. Otro inmenso error que se vislumbra, se produce cuando la administración demuestra escandalosamente no comprender que "Yihadismo" no es lo mismo que “Yihad”. El primer término, es claramente un concepto ideológico, mientras que el segundo es originalmente un concepto teológico pero “ideologizado” por los radicales. Por tanto, vincular al Yihadismo en la generalidad de la Yihad, es un error que vicia de nulidad cualquier desarrollo intelectual que se pretenda y solo generara una innecesaria polémica dentro de las comunidades islámicas estadounidenses que incluso, ofenderá a los musulmanes no adherentes al yihadismo.

Académicamente la estrategia de la administración también ha sido defectuosa desde los orígenes históricos en cuanto a la definición del término, puesto que el yihadismo como tal es un movimiento contemporáneo, aunque su ideología data de mas un siglo. Pero lo más importante es que ésta ideología le ha declarado la guerra a los EE.UU. desde hace dos décadas. Por tanto, cualquiera sea el debate sobre la “Yihad como ideología” o como “termino teológico”, no puede haber dudas de la existencia de los yihadistas y de la amenaza real que estos encarnan, ellos han demostrado de lo que son capaces como enemigos jurados de las democracias Occidentales, de los gobiernos árabes que no adhieren a sus ideas y de los EE.UU. mismos. Aun así, los asesores del presidente Obama prefieren eliminar de su vocabulario terminología como "extremismo islámista". Esto es un cambio significativo y relevante en la Estrategia de la Seguridad Nacional, cuya vigencia en la lucha contra el radicalismo viene desde los eventos del 9-11 y significa que la Administración Obama está diciéndonos que no hay tal cosa a la que denominar "radicalismo islámico" y que no se debe hablar de esa ideología como una amenaza para la seguridad nacional. Este es un tremendo error que solo puede tener sustento en el mas absoluto desconocimiento sobre la materia.

Lo concreto es que la prohibición de la terminología que refiere a una amenaza real, no sólo esta mal definida desde lo académico, también lo esta desde lo teológico. Ello es así en virtud de que el extremismo y la violencia son términos abstractos que designan ideologías, movimientos u organizaciones. Sin embargo, "descripción" no es "identificación", de allí que se puede decir que los nazis fueron extremistas, pero se debe identificar la amenaza antes de describirla y para ello hay que comprender la significancia, la barbarie y la esencia ideológica del nacional-socialismo alemán de los años ‘30.

Rechazar las generalizaciones contra las comunidades musulmanas esta bien y es lo correcto, pero eliminar la denominación del enemigo real será un desastre a niveles sin precedentes para la seguridad de los EE.UU. Académicamente, los términos “islamista y yihadista” no son descriptivos del Islam o de los musulmanes en su generalidad, contrario a ello, ambos términos describen a los sectores radicales que han decidido apropiarse del Islam. Si se deja sin efecto su uso estarán prestándose al juego de los yihadistas. En otras palabras, se estará vinculando a toda la comunidad musulmana en vez de separar a los seguidores de la violencia de la mayoría de los fieles que no adhiere al radicalismo extremo, y eso es exactamente lo que los yihadistas pretenden para erigirse en representantes de la comunidad toda.

La Administración Obama sostiene que la revisión de la terminología forma parte de un esfuerzo de la Casa Blanca para la apertura de conversaciones y acercamiento con las naciones musulmanas. A mi juicio, este es un argumento de inusitada pobreza intelectual que solo habrá de empeorar el debate y pondrá en peligro a los gobiernos amigos de EE.UU. en la región del Oriente Medio, puesto que en los medios de prensa de la mayoría de los países musulmanes precisamente utilizan esta terminología para definir y conceptuar a los radicales y extremistas, y ello es así desde el Magreb hasta Indonesia. ¿Por qué entonces los asesores de la Casa Blanca creen que tales palabras ofenderían a los musulmanes? Si con estos mismos términos definen al enemigo en el mundo árabe y musulmán, ¿Por qué los asesores de defensa pretenden quitarlos del debate dentro mismo de los EE.UU.?

La única respuesta posible, es que estas palabras serán vedadas a la opinión pública estadounidense y no porque que el mundo musulmán se sienta ofendido; sino porque hay una clara intención de bloquear a los ciudadanos norteamericanos en el uso de tales términos haciéndoles creer que las mismas palabras que muchos gobiernos árabes y musulmanes usan para identificar y aislar a los terroristas también les ofenden. Lo infortunado de la decisión, es que con este accionar, la administración sitúa a los EE.UU. de cara a una nueva y previsible catástrofe sobre sus intereses nacionales, un evento que nadie desea, pero que puede incluso superar lo acaecido el 9-11 y que no debería sorprendernos si ocurriera en el mediano plazo.


*George Chaya es autor de "La Yihad Global, el terrorismo del siglo XXI", publicado recientemente en idioma español por Widmills Edition en California USA. http://www.georgechaya.info/libros/


2.- WHY WE TALK TO TERRORISTS

Not all groups that the United States government classifies as terrorist organizations are equally bad or dangerous, and not all information conveyed to them that is based on political, academic or scientific expertise risks harming our national security. Unfortunately, the Supreme Court, which last week upheld a law banning the provision of “material support” to foreign terrorist groups, doesn’t seem to consider those facts relevant.

Many groups that were once widely considered terrorist organizations, including some that were on the State Department’s official list, have become our partners in pursuing peace and furthering democracy.

The African National Congress is now the democratically elected ruling party in South Africa, and of course Nelson Mandela is widely considered a great man of peace. The Provisional Irish Republican Army now preaches nonviolence and its longtime leader, Martin McGuinness, is Northern Ireland’s first deputy minister. Mahmoud Abbas and the Palestine Liberation Organization have become central players in Middle East peace negotiations.

In the case of each of these groups, there were American private citizens — clergymen, academics, scientists and others — who worked behind the scenes to end the violence.

The two of us are social scientists who study and interact with violent groups in order to find ways out of intractable conflicts. In the course of this work and in our discussions with decision makers in the Middle East and elsewhere we have seen how informal meetings and exchanges of knowledge have borne fruit. It’s not that religious, academic or scientific credentials automatically convey trust, but when combined with a personal commitment to peace, they often carry weight beyond mere opinion or desire.

So we find it disappointing that the Supreme Court, in Holder vs. Humanitarian Law Project, ruled that any “material support” of a foreign terrorist group, including talking to terrorists or the communication of expert knowledge and scientific information, helps lend “legitimacy” to the organization. Sometimes, undoubtedly, that is the case. But American law has to find a way to make a clear distinction between illegal material support and legal actions that involve talking with terrorists privately in the hopes of reducing global terrorism and promoting national security.

There are groups, like Al Qaeda, that will probably have to be fought to the end. The majority opinion of the Supreme Court reasonably conjectures that any help given such enemies, even in seemingly benign ways like instruction about how to enhance their human rights profile, could free up time and effort in pursuit of extremist violence.

Yet war and group violence are ever-present and their prevention requires America’s constant effort and innovation. Sometimes this means listening to and talking with our enemies and probing gray areas for ways forward to figure out who is truly a mortal foe and who just might become a friend.

It is important to realize that in a political struggle, leaders often wish they could communicate with the other side without their own supporters knowing. Thus the idea that all negotiation should be conducted in the open is simply not very practical. When there are no suitable “official” intermediaries, private citizens can fill the gap.

Conditions, of course, should be stringent — there must be trust on all sides that information is being conveyed accurately, and that it will be kept in confidence as long as needed. Accuracy requires both skill in listening and exploring, some degree of cultural understanding and, wherever possible, the intellectual distance that scientific data and research afford.

In our own work on groups categorized as terrorist organizations, we have detected significant differences in their attitudes and actions. For example, in our recent interactions with the leader of the Palestinian militant group Islamic Jihad Ramadan Shallah (which we immediately reported to the State Department, as he is on the F.B.I.’s “most wanted” list), we were faced with an adamant refusal to ever recognize Israel or move toward a two-state solution.

Yet when we talked to Khaled Meshal, the leader of Hamas (considered a terrorist group by the State Department), he said that his movement could imagine a two-state “peace” (he used the term “salaam,” not just the usual “hudna,” which signifies only an armistice).

In our time with Mr. Meshal’s group, we were also able to confirm something that Saudi and Israeli intelligence officers had told us: Hamas has fought to keep Al Qaeda out of its field of influence, and has no demonstrated interest in global jihad. Whether or not the differences among Al Qaeda, Islamic Jihad, Hamas and other violent groups are fundamental, rather than temporary or tactical, is something only further exploration will reveal. But to assume that it is invariably wrong to engage any of these groups is a grave mistake.

In our fieldwork with jihadist leaders, foot soldiers and their associates across Eurasia and North Africa, we have found huge variation in the political aspirations, desired ends and commitment to violence. And as one of us (Scott Atran) testified in March to the emerging-threats subgroup of the Senate Armed Services Committee, these differences can be used as leverage to win the cooperation of the next generation of militants, who otherwise will surely become our enemies.

It’s an uncomfortable truth, but direct interaction with terrorist groups is sometimes indispensable. And even if it turns out that negotiation gets us nowhere with a particular group, talking and listening can help us to better understand why the group wants to fight us, so that we may better fight it. Congress should clarify its counterterrorism laws with an understanding that hindering all informed interaction with terrorist groups will harm both our national security and the prospects for peace in the world’s seemingly intractable conflicts.

First published as an OpEd piece by The New York Times [6/30/2010], tomado de
Edge 321 — July 8, 2010 , THE THIRD CULTURE
WHY WE TALK TO TERRORISTS
By Scott Atran and Robert Axelrod
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