lunes, 16 de agosto de 2010

PRIORIDADES PARA QUIEN...?

Mi amigo, el Dr. Walter Ruben Hernandez Juarez ha escrito un articulo que reproduzco ,sin parar mientes en si es poco o mucho tiempo para juzgar como se encuadra el nuevo gobierno para atender sus obligaciones.  Si, muy poco tiempo ,pero el necesario para colegir por donde ha de venir la "correntada". ..si se toma en consideración que ya el Ministro de Cultura -a quien no le asustan las etiquetas de protocolo porque no las cumple del todo- ha indicado que la orientación del nuevo cuatrienio se va a asentar en una mezcla de los "valores antiguos y de los valores nuevos"... y dentro de ellos se incluye la novedad de que su cargo,al igual que la del Viceministro de la cartera sera únicamente el estrictamente necesario para "cumplir" con la faena ,como en las corridas...pues ya tienen la autorización de la Contraloría General de la República ( inaudito,pero cierto) de que pueden trabajar ...justito lo necesario..para no descuidar sus trabajos de músicos.  A quienes marcan la pauta de la nueva cultura les veremos,por tanto, trabajando ...trabajando pagados oficialmente a tiempo completo...mientras que .. cuando sea necesario ensayar o ensayar ,o bien ensayar y luego tocar y tocar...pueden hacerlo incluso cobrando . Es lo que llaman en el lenguaje coloquial musical: "matar el chivo",pero que ahora-con autorización oficial va a ser igualmente: matar "la vaca", sacarle el "jugo a la gallina de los huevitos de oro"o cualesquiera otras
cosas por el estilo,pues de lo que se trata es de que el Estado se ponga. 

Claro es que sin conocer de antemano cuales valores antiguos han de respetarse y cuales valores nuevos hemos de aprender a entender y a asimilar es difícil, harto difícil,  juzgar a priori, salvo que este ejemplo nos de la pauta a seguir...




Dice Walter Ruben:......"Prioridades, plural de prioridad que entre otras definiciones, podemos señalar como “elemento cualitativo que determina la máxima preferencia; se utiliza en planeación o programación para señalar lo que tiene mayor importancia y que por consiguiente requiere de mayor atención.”

El pasado 8 de mayo de 2010, día en que asumió la conducción del Poder Ejecutivo la Administración Chinchilla Miranda, en medio de la algarabía, la alegría sincera de muchos simpatizantes de la primera mujer en llegar a la Presidencia de la República, la expectativa y el deseo de que las cosas mejoren, de otros muchos que no votaron por ella, las visitas de dignatarios extranjeros, víctimas de nuestro Protocolo, la hipocresía que rodea el hecho de la entrega del Poder “entre amigos”, en fin, la verdad es que la gran mayoría hecho por la espalda la nostalgia porque ese día sentía en el pecho la esperanza de un algo mejor para Costa Rica, de un algo mejor para nosotros…
La próxima semana se cumplen cien días de gobierno, un poco por imitar, un poco porque es casi un número mágico, en los últimos tiempos le han venido dando, y esto nació con la prensa, un plazo para ”acomodarse”, al nuevo gobierno, de cien días.
Hay quienes creen que el gobierno no debería tener nada de plazos y empezar a actuar y a ser criticado y atacado desde un inicio y están los otros, los que creen que cien días es muy poco, que el nuevo gobierno requiere de más tiempo para llegar, conocer, estudiar y empezar a tomar cursos de acción.

Pero tiempo, esa sustancia de la que están hechas las cosas, es precisamente lo que no tenemos.
Este gobierno ejercerá el Poder durante 1.460 días, es decir que cien días son bastante más del cinco por ciento de ese tiempo.
Y ese tiempo -es mucho tiempo-, cuando hay áreas de la vida del país que tienen un cien por ciento de desatención y años de abandono en los planes y programas de gobiernos que se suceden, cada vez con más expertos, más consultores, más tecnología y menos capacidad para resolver y cada vez con menos solidaridad para con el pueblo en general.
Hemos dejado, por apatía política, que a lo interno de las agrupaciones políticas se enquisten grupos, se pregonen ideologías vacías y se dé un divorcio cada vez mayor, entre lo que proponen los postulados de los Partidos Políticos y lo que hacen en la práctica, sean gobierno u oposición.

La actual administración pregona sus prioridades, seguridad ciudadana, reforma tributaria, mejoramiento de la infraestructura, educación, salud, inversión extranjera, y un largo etcétera.
El problema es que cuando se tienen tantas prioridades, ninguna termina siendo una prioridad.
Se crean consejos y se aumenta algo que a los políticos nuestros les fascina: las reuniones, encerronas y comisiones bipartitas, tripartitas, multipartitas, diagnósticos y consultorías.
Se hace un cambio por aquí, un cambio por allá.

En resumen, seguimos cayendo en la política de Il Gatopardo, cambiamos algo…para que nada cambie.
Y cuando las cosas no cambian, no se adaptan, transforman, se fortalecen cuando vale la pena o desaparecen si es preciso, sencillamente se van deteriorando y un día nos damos cuenta que no sirven, no funcionan, son algo obsoleto.

Nuestra democracia, “democracia a la tica”, requiere acción, ideas, cambios, ajustes, no es un regalo de Dios para toda la eternidad, la conquistaron hombres y mujeres con mucho dolor, tiene apenas 60 años y nació de un suelo abonado con sangre, sangre de costarricenses de ambos bandos, que en la Guerra Civil de 1948, en esas montañas al sur de San José, en Cartago, Limón y tantos sitios levantaron altares con su sacrificio, cuando hubo costarricenses de sobra que no le negaron el pecho a las balas.

Hoy, que antes de hacer algo primero se pregunta: ¿Y para mí… cuánto hay? Hoy, cuando el gobierno está plagado de graduados en las mejores universidades, con Maestrías y Doctorados. Hoy, cuando lo que ocupamos es gente que tome decisiones, que se arriesgue por la gente, lo único que hacemos es enunciar prioridades.
Y cada día la lista de las prioridades es más grande, porque se deja de lado la principal de todas: ejercer el mandato que el pueblo da a cada uno de los miembros de los Supremos Poderes.

Ahí radica uno de los problemas de fondo de nuestro país, nos saturamos de planes, nos regocijamos con nosotros mismos hablando de modelos y sistemas a implementar, pero los tres poderes han perdido eficacia, el Legislativo atrasa proyectos importantes y vota leyes sin sentido, donde la eficacia de la ley parece ser solo un supuesto para estudiar en la facultad de Derecho, el Poder Judicial está casi paralizado, la aplicación de la ley ha hecho perder de vista que lo que interesa, el fin lógico que persigue el Derecho es la justicia y la equidad, pero tomando en cuenta al ser humano como tal y no solo como sujeto de una imputación.

Y el Ejecutivo, el Poder que por excelencia debería precisamente ejecutar, se mantiene gracias a una burocracia que, con un sinfín de defectos y malos hábitos, aún consigue que el aparato estatal se mueva, que aún consigue que a pesar de la ineptitud de los jerarcas se haga funcionar “la cosa”, como dice nuestro pueblo.
Pero no podemos seguir mucho tiempo más en esta forma, el pueblo en general, el empleado público, las empresas estatales y los órganos del Poder requieren que los gobernantes tengan en mente algo más que pasarla bien cuatro años, inaugurar todo lo que se pueda, perder el tiempo en reuniones, recibir honores y ver como al cambio de Administración consiguen otra teta para seguir mamando del Estado.

La prioridad es pensar en Costa Rica y actuar, si se equivocan no importa, es inevitable, la única forma de no equivocarse es no hacer nada y eso termina por ser el peor de los errores, porque lo que no se mueve, no cambia, no se transforma, no desarrolla lo que es bueno… termina por morir.

Creo que es preferible un gobierno que haga cosas, aunque se equivoque, que uno que no haga nada, máxime si la equivocación es producto de la convicción y no de la conveniencia.
Para ello es necesario que cada hombre y mujer de esta tierra asuma su deber, no solo su derecho, de participar en política, que cada costarricense ocupe el lugar que tiene que tener y que no deje ese espacio regalándolo a los atorrantes y filibusteros de la política.
Es lo menos que podemos hacer por ese algo grande, ese algo maravilloso que es como la madre, que todo nos lo da y que nada nos pide…y que se llama Patria."
 
Author of this article: Walter Rubén Hernández Juárez

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