sábado, 5 de mayo de 2012


UN PLAN DE ACCIÓN PARA UNA EUROPA POLÍTICA

17/8/2011
Por Roberto Savio (*)
Más que nada, existe la necesidad de un paradigma bajo el cual colocar orgánicamente los varios problemas que afrontamos de modo separado. Son problemas globales que se viven de forma diversa en las diferentes regiones del mundo. Enfoquemos el caso de Europa, donde la crisis es más evidente y la sufren decenas de millones de personas, sobre todo los jóvenes.
El paradigma: no hay paz sin seguridad (especialmente en estos tiempos). Pero la seguridad no es la militar, que insume 1.600.000 millones de dólares anuales. La seguridad es la humana, para la cual el total de los presupuestos para el desarrollo es de 50.000 millones de dólares. Bastaría que el 10% de los gastos militares fuera destinado a las necesidades humanas para disponer de otros 160.000 millones,
mucho más de cuanto se requiere de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para un acuerdo sobre el control climático.
Según el Pentágono, un soldado estadounidense cuesta un millón de dólares por año, suma que, de acuerdo a la ONU, equivale a los que gastan 2.740 personas en idéntico período de tiempo. Un mundo en el cual 51 millones de personas tienen la misma riqueza que otros 1.200 millones de ciudadanos es insostenible, especialmente en el mundo que se vive hoy, en un creciente sentido de inseguridad, donde los conflictos y el terrorismo cuentan siempre menos en el imaginario colectivo.
En el marco de un cotidiano es cada vez más desalentador, creo pertinente identificar los problemas existentes. Los temas prioritarios a resolver son seis.
1) El mundo vive una profunda crisis de gobernabilidad. La decadencia económica y social de los países del Norte (mientras en el Sur se está delineando una decena de nuevos actores a escala global) está creando una fuga hacia adelante, con partidos y movimientos que sueñan un retorno a una época ya desaparecida. El Tea Party, que tiene en sus manos al partido Republicano en Estados Unidos, y los partidos de la derecha xenófoba surgidos en países considerados modelo, como Holanda, Noruega, Suecia, Finlandia y otros como Hungría y Lituania , son el resultado de esa fuga hacia adelante…
A lo que se suma que hemos pasado del fin de las ideologías a la afirmación del pragmatismo como fórmula madura de la política. Pero sin un cuadro de referencia y de análisis, del pragmatismo hemos pasado al utilitarismo, o sea a administrar sólo aquello que es útil. Hoy, la política ya no produce ideas, visión, estrategia y se convierte en autorreferente y sin conexión con los ciudadanos, faltándole de consecuencia, legitimidad. Entonces, el tema de la crisis de la política se perfila pone como prioritario. Es necesario ofrecer una mayor participación a los ciudadanos, más allá del sistema electoral. Es menester pedir una democracia participativa, que se delegue a los ciudadanos la discusión sobre todos los bienes comunes, no sólo sobre el agua o la energía nuclear.
2) Un elemento clave de la crisis es el vuelo sin control de las finanzas, cada vez más desconectadas y opuestas a la economía real. Mientras los intercambios comerciales han bajado mundialmente en 15%, las transacciones financieras están en continuo aumento, alcanzando ya 40.000.000 millones de dólares por día. Las finanzas no tienen ningún instrumento internacional de control. La OMC está a cargo del comercio, la OIT del trabajo, la aviación responde a la ICAO, etcétera. La presión de las bolsas hace que actualmente el déficit fiscal sea más importante que el social. La mayoría de los economistas sostiene que estamos en una crisis que se va a prolongar más allá de este decenio. Las finanzas están llevando la crisis a la Europa política, mientras aumenta dramáticamente el número de pobres. Las propuestas de control son mínimas y todos los planes de recuperación han sido dirigidos a salvar el sistema bancario.
Entretanto la crisis ha producido, según la ONU, 100 millones de nuevos pobres. Entonces es imprescindible un primer paso urgente: ocupémonos del déficit social como verdadera prioridad. Si los bancos tienen que sufrir, y con ellos las bolsas, que sea algo interno de las finanzas y no descargado sobre los ciudadanos. Que se regrese a la división entre bancos de inversión y bancos de depósito, abolida en 2001, que se impida a los bancos traficar con el dinero de sus clientes, reduciendo así la burbuja especulativa. Y se limiten los instrumentos especulativos en uso, muchos de los cuales son loterías arriesgadísimas.
3) Estas dos crisis ha puesto de rodillas a el concepto de cooperación y justicia social internacionales, convirtiendo a la solidaridad en algo marginal. Pero en un mundo globalizado no se puede dejar que el mercado y el lucro sean los únicos resortes y operen sin controles. Sobre este punto hay que concretar la propuesta de un tributo a las especulaciones financieras. Estas son tan grandes, que bastaría un impuesto del un euro por cada 10.000 para generar 400 millones de euros diarios, a distribuirse entre las víctimas de la crisis, los desocupados, los jóvenes, el déficit social, en modo proporcional al tamaño de cada país. No es necesario crear una burocracia. Bastaría usar las estructuras existentes con sus defectos. Este sería un acto nuevo pero importante para relacionar crisis y soluciones.
4) Un tema que le interesa a toda la humanidad es el del ambiente. Los datos sobre el calentamiento global son claros. Pero el gobierno estadounidense es rehén de un Congreso que niega el tema e imposibilita todo acuerdo internacional. Entretanto, está creciendo una nueva categoría de prófugos: los ambientales. Naciones Unidas estima que pueden llegar a ser 400 millones dentro de 30 años. Y quiénes pagan la crisis son sobre todo los países más pobres, en primera fila los africanos.
Pero también Europa se verá profundamente afectada por este problema. Los productores de vino ya están comprando tierras en Inglaterra, porque el sur de Europa va a sufrir un aumento de temperatura, significativo para la agricultura. Y el aumento de los precios de los alimentos está haciendo crecer el número de pobres, lo que va a provocar grandes motines de desesperación y rebelión.
Entonces, exijamos a los parlamentos que cumplan con los compromisos internacionales sobre la reducción de la dependencia de los combustibles fósiles, la introducción de las nuevas tecnologías verdes, temas sobre los cuales todos (tal vez menos China) están profundamente atrasados. Y pedir a los ciudadanos que reconozcan que el actual modelo de desarrollo basado en el consumismo ya no es sostenible y requiere modificaciones en nuestro estilo de vida, que debemos emprender de forma gradual pero inexorablemente.
5) Un asunto que no debe jamás ignorarse es el de los derechos humanos. Según OIT, cada año más de 12 millones de personas son capturadas por organizaciones criminales y obligadas a trabajar en condiciones inhumanas. En junio de este año, la OSCE celebró en Viena una conferencia sobre la coerción, desde la sexual a la del trabajo, donde se denunció que en Europa hay varios cientos de miles de personas en condiciones de virtual esclavitud. La OIT informa sobre el caso de una zona al sur de Nápoles donde 1.200 trabajadores agrícolas, indocumentados y sin casa, trabajan 12 horas por día por sueldos ínfimos, viviendo en carpas controladas por guardias privados. Se habla tanto de la marroquí menor de edad que tuvo como último “usuario” a Silvio Berlusconi, pero ¿cuánto se habla de las decenas de miles de mujeres atraídas con falsas promesas de trabajo y después forzadas a la explotación?
Sin una política basada sobre la dignidad de los inmigrantes, el crecimiento de Europa no es posible ni lo es el mantenimiento del sistema de previsión social, visto que la relación inter-generacional se ha reducido debido a la baja natalidad. Pidamos, por lo tanto, que se abra un debate para crear una política de inmigración europea que salga de los genéricos lugares comunes en los que la ha relegado el mundo de la política.
6) Una última prioridad es devolver dignidad al mundo del trabajo. Hoy en día los sindicatos representan mundialmente el 12% de la fuerza laboral y son cada vez más islas de defensa de los propios inscriptos. El 80% de los trabajadores del mundo carecen de asistencia social. El desempleo juvenil es del 30 al 70% superior a la media. Según la OIT, la jubilación media para la generación que hoy tiene entre 20 y 30 años es de 470 Euros por mes. ¿Qué tipo de sociedad será esta? ¿Y la actual de sus hijos, que no van a poder contar con sus padres como paliativos sociales? Aún así esta gigantesca mutación social no encuentra ni urgencia ni propuestas en el mundo de la política.
Es necesario retomar los ideales de la solidaridad y de la responsabilidad inter-generacional. Se reforme el sistema económico y fiscal para reducir la brecha creciente entre los ciudadanos que actualmente están bien dentro del sistema y los muchos que están fuera, desprotegidos. Es un tema políticamente suicida y por lo tanto se le mantiene fuera del debate. Algo que de no ser enfrentado, nos conducirá inevitablemente hacia un mundo de sufrimiento y penuria. Es tal vez una consecuencia de la inseguridad o un reflejo de la vieja política, pero se pide siempre que los análisis acaben con una nota de esperanza y optimismo.
Ha llegado la hora del compromiso, del sacrificio, del esfuerzo común y personal. Falta un Winston Churchill, quien prometiendo lágrimas y sangre consiguió movilizar a su país contra el nazismo. Y falta también un Manifiesto…, pero tenemos datos suficientes como para saber que evadir esta realidad es un acto gravísimo. Y no bastará con atribuir la culpa a los políticos. Todos nosotros somos igualmente responsables. (San Salvador de Bahamas , agosto 2011)
(*) Roberto Savio, fundador y presidente emérito de la agencia de noticias Inter Press Service (IPS), Publisher de Other News.

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