LOS “APOSTOLES” DE CHÁVEZ.
Apóstoles tutelados.
Independientemente de cuándo, cómo y dónde, lo cierto es que el ex Presidente Hugo Rafael Chávez Frías falleció. Sin rubor alguno, sus “herederos” tratan de sacarles el mayor provecho a su figura y a su “legado”. Por ello han sido interminables los funerales, marcados por un claro signo militar, incluyendo la ropa con la cual fue vestido su inerte cuerpo.
Han quedado sus restos en el sarcófago, que según el diario pro oficialista Ultimas Noticias, pesa 9 toneladas, diseñado por el Arquitecto Fruto Vivas, y construido por 99 hombres en tiempo record. Allí ya no es visible para sus simpatizantes quienes acuden al denominado Cuartel de la Montaña, antes Museo Militar y ahora convertido en Museo de la Revolución Bolivariana, donde además de ver el féretro, se presenta parte de su vida mediante 129 fotos.
Supongo que para que no se lo roben tomando en cuenta los índices delictivos, el féretro es cuidado por una Guardia de Honor, integrada por miembros de una Brigada de las Fuerzas Armadas, dicen que conformada especialmente para rendir honores al fallecido. Seis miembros son relevados cada dos horas. Cada día a las 4.25, hora oficial de su muerte, un cañón con 120 años de existencia dispara una salva.
Se estima, dentro del mar de contradicciones en que se han sumergido sus funerales, finalmente será trasladado al Panteón Nacional, para acompañar al Libertador Simón Bolívar. No será necesario para ello, esperar los 25 años que establece la Ley, pues la Asamblea Nacional controlada por el oficialismo se encargará de modificarla. Será el destino que le reservan sus autodenominados “apóstoles” a los restos de quien modestamente califican como nuestro “Libertador del Siglo XX”.
Suponemos que esos apóstoles forman parte del selecto grupo político militar quienes según Maduro, conducen al país. Elucubramos por falta de información, que esa dirección colegiada se conforma por el Alto Mando militar y un reducido número de civiles que usurpan el poder sin que hayan recibido un solo voto para asumir esa responsabilidad.
Son los “Apóstoles” sometidos por charreteras, los encargados de llevar la “buena nueva” anunciando que asumen “el legado” del Comandante Presidente. Por supuesto, para ello es necesario votar por Maduro, quien lloroso frente al sarcófago, juró volver al lugar el 15 de abril, ya como Presidente electo.
Un enorme vacío que no llenan las mentiras.
Han transcurrido dos semanas del anuncio oficial de la muerte de Chávez y toda la verborrea de la cúpula oficialista gira en torno al “legado” del fallecido, a las promesas de “lealtad eterna” y la “continuidad de su obra”. Mientras, se trata de llenar el vacío físico mediante una gigantesca maquinaria publicitaria sobre el fallecido y su supuesto legado.
En esa campaña se le atribuye la enorme gesta de “darnos patria”, “devolvernos la dignidad” y se le añade un rosario de realizaciones que nos ubican como “una potencia”. Es un chavismo con Chávez omnipresente mediáticamente, pero ya sin ninguna posibilidad de influenciar realmente sobre sus picaros herederos.
Paradójicamente, en la medida en que se trata de acrecentar la figura del nuevo Cristo, mas mediocres parecen sus “apóstoles, especialmente Nicolás Maduro quien es presa de sus contradicciones y mentiras.
En su balbuceante forma de expresarse, recurre al discurso duro, a la ofensa y la descalificación, pero especialmente a la mentira. Solo como ejemplo, ha dado cuatro versiones sobre la forma en que fue informado de la decisión de Chávez de nombrarle su heredero político. Explicación innecesaria pues no se lo habían preguntado.
Pero donde la mentira tiene patas mucho más cortas es en relación al proceso de la enfermedad y muerte del Comandante Presidente. Es evidente que crece el número de ciudadanos, incluyendo una buena parte de los simpatizantes de Chávez, quienes se sienten engañados y utilizados por el grupo que decide los destinos del país en su propio beneficio.
Con un grosero ventajismo.
Ya fue establecida por el Consejo Nacional Electoral, CNE, la fecha para la realización de las elecciones presidenciales. El próximo domingo 14 de abril los venezolanos podrán optar entre siete candidatos inscritos.
Por supuesto, cinco de esas candidaturas son verdaderamente folklóricas y los participantes en un 99 por ciento se pronunciarán a favor del candidato oficialista Nicolás Maduro o del candidato opositor Henrique Capriles Radonsky, quien el pasado 7 de octubre se enfrentara al fallecido Presidente Chávez, logrando alcanzar 6.4 millones de votos. Chávez obtuvo 8.2 millones.
Ha sido evidente que los “apóstoles” han manejado los tiempos en su favor. Ellos decidieron cuando y como anunciar la muerte del Comandante Presidente, pero sobre todo, aprovechar al máximo su figura en su propio beneficio. En ese lapsus, Nicolás Maduro realizó una intensa labor por darse a conocer, pero sobre todo por dar a conocer que había sido designado el 8 de diciembre como sucesor del Comandante Presidente. Desde ese momento, ese mensaje presidencial se ha retransmitido cientos de veces por la ya enorme cadena de medios de comunicación oficialista.
Aunque oficialmente la campaña electoral debe comenzar el 2 de abril y concluir el 11 del mismo mes, se ha puesto en marcha toda la maquinaria estatal a favor del candidato oficialista. Prácticamente todos los Ministros forman parte del Equipo de Campaña, a los cuales se les agregan los 20 gobernadores, los mas de doscientos alcaldes y los 2.5 millones de empleados públicos bajo su control, con todos los recursos financieros del Estado en sus manos y una muy buena maquinaria publicitaria.
Copiando el “modelo” Chávez, insultan a los opositores y tratan de intimidarles. Cualquier crítica al grosero manejo de la figura de Chávez es un “insulto a su memoria”, por lo cual la familia podrá establecer una demanda. Todo reclamo a sus evidentes mentiras es producto de una “maniobra del imperialismo”, señalando a figuras políticas norteamericanas como miembros de un complot para asesinar a Capriles culpando al Gobierno, por lo cual Maduro le pide al Presidente Barak Obama, detenga ese complot.
Como nunca antes y producto justamente del vacío que produce la ausencia de Chávez y especialmente, la mediocridad de sus “apóstoles”, se han quebrado las mínimas y débiles normas que deben proteger a los ciudadanos para que puedan expresarse libremente, por supuesto, con la complicidad de 4 de los cinco directivos del Consejo Nacional Electoral, CNE. Por cierto, antes enarbolaban los elogios del Centro Carter sobre el “mejor sistema electoral del mundo”, pero ahora ocultan las críticas de esa respetada Organización que supervisa con ojo clínico los procesos electorales en el mundo.
Inseguridad y miedo.
Pese a contar con todo a su favor, especialmente el factor tiempo, los “apóstoles” se sienten inseguros. Tienen miedo. En sus mas de cien días de gobierno y pese a la propaganda en contrario, han tenido que heredar una compleja situación que no son capaces de encarar con éxito.
En el plano económico han devaluado dos veces la moneda, alegando que la primera devaluación llevada a cabo en febrero, fue ordenada por el Presidente “en funciones”. Las consecuencias han sido una brutal inflación, la mayor de América Latina y un desabastecimiento de productos que según el Banco Central, se ubica en un 20 por ciento. Los consumidores tenemos dificultades para encontrar en el mercado entre otros productos de primera necesidad, arroz, azúcar, café, y leche en polvo. Ahora se le agrega el papel higiénico, el jabón de baño, la pasta de dientes y un rosario mas de artículos, entre los cuales se encuentran medicinas necesarias para la conservación de la vida de muchos ciudadanos enfermos.
Ni mencionar el tema de la inseguridad, principal tema de preocupación para todos los ciudadanos El pasado mes de Febrero rompimos de nuevo el record de asesinados por el hampa en la ciudad de Caracas. El “heredero” prometió atender ese problema, pero no se ha dictado ninguna medida. Millones de venezolanos residentes en el interior del país sufren diariamente apagones cuya duración promedio es de cuatro horas.
Hay la creciente sensación de ingobernabilidad. No es claro quienes gobiernan. ¿Quiénes realmente deciden? La tradicional ineficacia y corrupción de la mayoría de los miembros del gobierno, se ve acrecentada por un inmovilismo que trata de ocultarse con el culto al Comandante Presidente, quien no fuera un dechado de eficacia.
Una participación necesaria.
En ese escenario se mueve Henrique Capriles Radonsky. Con todo en su contra, tratando de despertar el ánimo de un votante opositor golpeado por dos derrotas electorales muy recientes, especialmente en las elecciones de Gobernadores realizada en diciembre pasado. Sin recursos financieros, no enfrenta a un candidato, enfrenta a un Estado rico y corrupto, pero además, enfrenta a un mito. Una lucha entre los celestial y lo terrenal, con el tiempo en su contra.
Tomando en cuenta que Maduro no es Chávez, en un claro cambio de estrategia Capriles ataca a fondo a Nicolás, como le llama, demandándole un debate público. Nicolás no se da por enterado, porque quien va ganando no arriesga y en su caso tiene serias limitaciones para comunicarse y se ha enredado con sus contradicciones y mentiras. Confía en el ventajismo y el clientelismo, aunque esta vez hay mucho menos que repartir.
Pese a todo, es determinante participar electoralmente. Es la vía pacífica y política frente al autoritarismo y la violencia oficial. Es muy probable que Capriles no logré movilizar a los 6.4 millones de ciudadanos que con gran esperanza le dieron su voto, pero es mucho mas probable que Maduro quede muy distante de los 8.4 millones de votos alcanzados por Chávez.
Aunque triunfe con amplitud, su base política será debilitada, pero sobre todo, su triunfo no le garantiza el poder ni la credibilidad ciudadana. El heredero carece de la capacidad y del liderazgo para cohesionar las múltiples tendencias que se expresan al interior del chavismo, pero sobre todo, no tendrá ninguna posibilidad de limitar la influencia de los militares, quienes han asumido su tutelaje, mientras disfrutan del poder en forma corrupta.
Será un triunfo pírrico, forjado con billetes, con presiones y aprovechando el sentimiento afectivo de recuerdo al Caudillo fallecido.
Y tal vez, aunque el Comandante Presidente según Maduro, “se encuentra frente a Dios” habiendo intervenido en la elección del nuevo Papa, no pueda garantizar la permanencia de sus “apóstoles” en el poder. Los pueblos terminan diciendo la última palabra. Tiempo al tiempo.
Venezuela, 20 de marzo 2013.carlosmoris@cantv.net.
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