RELATO DE UNA CRISIS.
La cruda realidad.
Mis amigos no venezolanos radicados en el exterior me
preguntan sobre la realidad del desabastecimiento. Algunos de ellos vivieron un
tiempo con nosotros y conocieron el país de la llamada IV República y unos años de la de la V. No pocos consideran
que las noticias sobre el desabastecimiento responden a una interesada campaña perversa por parte
de sectores mediáticos opositores, ocultando que la burguesía criolla especula
y acapara.
Aunque en el relato anterior informamos de la situación, ahora
tratamos de presentar una visión mas completa de ese problema en específico,
pero ubicado en el marco del contexto general
del país. Consciente del riesgo de ser aburrido, estos relatos con los comentarios
personales, tienen como objetivo también formar parte de la “memoria
histórica”. Tal vez interesen en el futuro.
Al margen de las causas, los efectos y los remedios, desde
hace aproximadamente tres meses, los ciudadanos sufrimos un brutal problema de
desabastecimiento que comenzó por los artículos de la llamada “cesta básica alimentaria”,
integrada por alimentos cuyos precios están regulados por el gobierno. Ahora el desabastecimiento se ha extendido a una
innumerable lista de artículos como los
repuestos para autos, enseres domésticos, medicinas y muchos otros rubros.
En
estos días fue noticia en prácticamente la mayor parte de los principales
diarios nacionales y en el exterior, la
carencia de papel higiénico y el anuncio de funcionarios gubernamentales de
importar 50 millones de rollos de ese tipo de papel. La Asamblea Nacional
aprobó de emergencia un crédito adicional por 591 millones de Bls para importar: papel higiénico, toallas
sanitarias y jabón para el baño. Ahora a
las ausencias en los llamados artículos para el cuidado personal, se les
agregan las hojillas de afeitar y los
desodorantes. Seguramente, aprobarán
otro crédito de emergencia y desaparecerán nuevos productos. Infernal circulo
vicioso.
El desabastecimiento se presenta con mayor o menor intensidad,
según la zona del país. Caracas es privilegiada, pero no impide que también se
formen largas colas ( filas ) de ciudadanos esperando lograr obtener algún
producto, pues de ninguna forma los encontrará todos. En el interior del país la
situación es mucho mas grave. Normalmente, los ciudadanos son marcados en las
filas con un número en sus brazos El promedio de tiempo para adquirir alguno de
los productos es entre una a dos horas en Caracas. En el interior del país, las
personas comienzan a formar filas desde la madrugada y no siempre logran
adquirir el producto buscado.
Complementariamente, además de los aumentos autorizados de un 20 por ciento en los productos
regulados: carne, pollo, leche y los quesos nacionales, en los productos no
regulados los aumentos han sido geométricos
El Banco Central de Venezuela (BCV) nos informa que la inflación en el
primer cuatrimestre del año fue del 12.5 y en mayo fue de 4.3 por ciento.
Cifras no comprensibles para el ciudadano común, pues en sus bolsillos golpean aumentos
de precios superiores al 100 por ciento en una muy amplia variedad de productos
no solamente alimenticios.
Las versiones
oficiales.
Frente a un hecho evidente el gobierno ha tenido
fundamentalmente tres versiones.
a)
LLa tesis del aumento en el consumo la sostiene
Elias Eljuri, Presidente del Instituto Nacional de Estadísticas, INE, quien
asegura que el 95 por ciento de los
venezolanos comemos tres o cuatro
veces al día. Esa enorme capacidad de consumo desborda toda posibilidad de
abastecimiento. En conclusión, suponemos que debemos comer menos porque ni
siquiera importando miles de millones de dólares en alimentos, podremos obtener
los alimentos necesarios. Además, necesitaremos utilizar menos papel higiénico.
b)
La tesis de los ministros de la llamada “área
económica”, afirmando que los ciudadanos además de consumir mucho, motivados
por una mal intencionada campaña de los medios de comunicación opositores,
realizan innecesarias “compras nerviosas”.
c)
LLa
tesis de Nicolás Maduro de acusar a
los empresarios de reducir su producción y recurrir al acaparamiento,
en el marco de una política desestabilizadora impulsada por el imperialismo. Públicamente
acusó de esas prácticas a Lorenzo
Mendoza, Presidente del consorcio alimenticio Polar, convocándole para una
reunión en la sede de la vicepresidencia
de la República. Polar es la principal
productora de la harina pre cocida con
la cual se elaboran las arepas, el
denominado pan criollo.
EEl Señor Mendoza, ubicado por la Revista Forbes ocupando
el número 328 entre los millonarios del planeta y quien siempre ha mantenido un
muy bajo perfil, sorpresivamente realizó una conferencia de prensa afirmando:
a) Hemos aumentado en un 10 por ciento nuestra producción, b) solamente
cubrimos el 48 por ciento del mercado, c) hay otras 11 marcas de ese producto
en el mercado, dos de las principales expropiadas por el gobierno se encuentran
cerradas. Propone alquilarlas o comprarlas para aumentar la producción. d)
Agentes del gobierno supervisan las plantas de producción y elaboran las guías
para la distribución del producto, privilegiando
a MERCAL en todo el país, y a los
supermercados privados de Caracas. ( incluyendo la llamada zona metropolitana)
Ante la firma respuesta, Maduro le acusó de político,
amenazándole con decirle cuatro verdades en la reunión que
sostendrían en pocas horas. El empresario
bien informado fue a la reunión para decirle mas de cuatro verdades a Maduro.
Además de lo afirmado en su Conferencia de Prensa, le recordó al mandatario que CADIVI les debe
140 millones de dólares, agregó que toda la harina que utilizan es de su propia
cosecha. Recordó que Venezuela tenía hasta el 2006 un superávit en la
producción de harina anualmente y ahora debe
importar 400,00 toneladas cada año. Importación que controla el gobierno.
Conclusión, al finalizar
la reunión Mendoza declaró sonriente: “fue un encuentro extremadamente
cordial”. Maduro por su parte dos días mas tarde dio su versión: “Tú has dicho
lo que tenías que decir y yo también. Ahora, tu produces y yo gobierno”. Todo
indica que Maduro ignoraba la verdadera
situación del problema alimentario y Mendoza lo ubicó en la realidad. En
consecuencia, Maduro tuvo que además de aceptar sus argumentos, prometerle
cancelar la deuda y facilitarle los insumos. Sobre el alquiler o venta de las
plantas procesadoras de harina, el gobierno decidió ubicarlas en el Ministerio
de Economía. Sencillamente continuarán sin producir.
El comportamiento de
los ciudadanos.
El sistema de vida diaria ha cambiado para una gran parte de
la población, especialmente las amas de casa y los ciudadanos de las zonas mas
pobres. Tomando como ejemplo lo que
constato en la zona donde vivo la situación es la siguiente. Los tres pequeños establecimientos de MERCAL están totalmente
desabastecidos, pues el gobierno opta por realizar los llamados “mercados
abiertos” en plazas públicas, pero esos
mercados no se realizan en nuestra comunidad. Por supuesto, los pequeños abastos y supermercados no son
abastecidos quedando por decisión gubernamental, como únicos distribuidores de
los productos básicos, las dos grandes cadenas de supermercados privados:
MADEIRENSE Y UNICASA.
A esos supermercados
llegan en forma irregular los tan buscados productos de la cesta básica. Por ello,
lo normal es que un sector de la población que nunca realizó sus compras en
esos lugares, depende ahora de adquirir en ellos algún artículo de la cesta
básica en cantidades limitadas. Ante esa
situación hay un buen grupo de personas que TODOS los días temprano van a esos
establecimientos para ver que hay. Por ejemplo, el viernes llegaron al
MADEIRENSE, carne regulada y aceite de maíz. Según me contaba un señor ese día,
una amiga que forma parte del grupo que TODOS los días visita en la mañana el supermercado, obteniendo la
información sobre el producto que se pondrá en venta, le avisó que había
llegado carne de precio regulado. Utilizando fundamentalmente los teléfonos
móviles, los ciudadanos hacen correr la noticia.
He venido siguiendo la
situación visitando el supermercado tres
o cuatro veces en la semana, aunque no necesariamente adquiero algún artículo.
Ese día llegué al supermercado a las
9.45 y me tome el trabajo de contar las personas que se encontraban en una de las
colas: 43. Para no especular sobre el
tiempo necesario para cancelar la compra me ubique en esa cola. Durante la hora y 40 minutos que permanecí en
la cola una persona al ver que yo no
había comprado aceite, me solicitó que
por favor utilizara mi cupo de dos botellas porque su familia era numerosa. Una
joven me solicitó igual servicio entregándome dos paquetes de café, producto
también limitada su compra. Todas las
personas en la fila compraron las dos
botellas de aceite para su consumo o como en mi caso, para favorecer a otra
persona. Pocos en esa fila compraron
carne, dado que la cola para la compra
de ese producto era enorme.
El resultado práctico es que aunque los artículos se venden
en forma limitada, el volumen de clientes es tan grande que en pocas horas el
producto desaparece. Sin duda hay compras nerviosas, pues los ciudadanos aunque
no necesiten el producto para consumo inmediato, proceden a lo que se denomina
acaparamiento, aunque en pequeñas cantidades, pero en el total es un amplio
volumen de productos que quedan fuera del mercado. Situación muy injusta porque
no todos los ciudadanos cuentan con recursos para acumular productos.
Los otros abastos y pequeños supermercados de la zona
permanecen vacíos, pues carecen de los artículos que demandan los ciudadanos, al
no ser favorecidos en la distribución que establece el gobierno.
Esa situación es similar en
toda el área metropolitana, pero más
grave en los denominados barrios, donde los pequeños abastos no reciben
alimentos de la canasta básica. Lo peor
es que se han producido asaltos a ciudadanos que llevan los tan buscados
productos. Ya hemos expresado que en el interior del país la situación es mucho
más dramática, dado que en general llegan los productos aunque en menor
cantidad, a las capitales de los Estados. En las ciudades más pequeñas los
ciudadanos deben desplazarse a la capital del Estado o recurrir al mercado
“negro”.
El mercado “negro”.
Obviamente ante esa situación, los ciudadanos, especialmente
los de mayores recursos, recurren a comprar los productos en un atípico mercado
“negro”. Resulta que en la calle ante
los ojos de las autoridades y en muchos casos, frente a los
supermercados, los llamados “buhoneros”,
vendedores de la llamada economía informal, tienen algunos de esos productos a
3, 4 o 5 veces el precio regulado. Tomando el ejemplo de la harina pan y las
declaraciones de Mendoza, no desmentidas por el gobierno, ese producto está
bajo estricto control de las autoridades desde el momento en que se produce
hasta que llega al punto de distribución.
Supuestamente, el grupo Polar no correrá el
riesgo de desviar el producto para hacerlo llegar a otro precio a los
buhoneros. Es muy poco probable que los gerentes de los supermercados privados
se arriesguen a venderle productos regulados en grandes cantidades a los
buhoneros, aunque posiblemente se produzca alguna filtración. Por ello, la principal vía que tienen los buhoneros
para adquirir esos productos, son los centros de distribución de MERCAL. Es posible
que también se produzcan hechos de corrupción por parte de algún transportista
de empresas Polar y la Guardia Nacional, pero no es una cantidad significativa.
Lo evidente es que ese producto y prácticamente todos los
regulados se pueden adquirir en la calle o en Cúcuta, donde el contrabando es
de miles de toneladas, supuestamente “organizado” por los miembros de la
Guardia Nacional que “custodian” nuestra frontera. Lo pintoresco es que en las fronteras, esa Guardia
Nacional, somete a un registro minucioso a los
ciudadanos, decomisándoles las
pequeñas cantidades de productos de la cesta básica que han adquirido en
Venezuela. A pocos metros de la
frontera, en territorio colombiano, se encuentran por miles esos productos a la
venta en pesos colombianos.
Las “soluciones”.
Es muy claro que no existen soluciones a corto plazo. En el mejor
de los casos y vía importaciones, el gobierno podrá abastecer en forma
irregular la llamada canasta alimentaria con productos subsidiados. El problema
de fondo en cuanto al autoabastecimiento que logre la tan cacareada “soberanía
alimentaria”, la cual supuestamente ya habíamos logrado, requerirá de tiempo, pero fundamentalmente de un cambio de
políticas.
En el caso de las importaciones,
tomando en cuenta que no se cuentan con dólares suficientes, tendrán que
establecerse prioridades, pues no
solamente se importan productos de la canasta básica, se necesitan medicinas,
maquinarias, piezas de repuesto y un largo etcétera. Pero sobre todo, tendrán
que controlar la corrupción. Según las propias autoridades, se han escapado más
de 20 mil millones de dólares mediante
el corrupto sistema de sobrefacturar los productos o sencillamente fueron importaciones
realizadas por empresas de “maletín”, las cuales nunca llegaron al país. Tardío descubrimiento,
sin que haya ningún indiciado ante la justicia. Además de los productos que
llegaron y se pudrieron en las muelles o terminaron en Colombia. Mientras esa
cadena de irregularidades no se quiebre, el problema del abastecimiento se
mantendrá en condiciones críticas.
En cuanto a la producción
nacional de alimentos y de productos
primarios o procesados, es muy claro que el gobierno ha demostrado su total
incapacidad para hacer producir las miles de hectáreas intervenidas y el gran
número de empresas confiscadas o compradas al sector privado. No solo en el
sector alimentario es su fracaso. Basta
con el drama de las empresas de Guayana. Según la información oficial, todas
las empresas siderúrgicas producen perdidas, han reducido su producción en un
promedio de un 40 por ciento y ahora el país importa cabillas. El listado de esos fracasos sería interminable.,
El propio Maduro ha reconocido que el denominado control obrero sobre las empresas, “no es control, ni es obrero”.
El difícil dilema
La caótica situación económica no se reduce solamente al
problema del profundo desabastecimiento y la geométrica inflación, dado que hay
un crecimiento en el desempleo, mientras que a nivel macroeconómico, crece la
deuda interna y externa, aumentando el
circulante mediante la impresión de dinero inorgánico que le agrega gasolina a
la inflación. También parece evidente la
reducción en la producción y en consecuencia la venta de petróleo, mientras
aumenta la importación de productos
refinados derivados del petróleo.
Pero esa crisis económica se produce en el marco de una
clara crisis política, lo cual le dificulta al grupo gobernante tomar
decisiones de cambio en las políticas económicas que se han venido
implementando con grandes fracasos, en el marco del llamado “Socialismo del
Siglo XXI”.
El cuestionamiento a los gobernantes por parte de una gran
parte de la población y sobre todo, su profunda ineficacia e ineficiencia para
encarar los problemas concretos, tratando de refugiarse en un gastado discurso
ideológico, van debilitando las bases de su sostenimiento.
Es evidente aunque
traten de negarlo con abrazos y fotos, que no existe una coherencia en el pensamiento
del grupo en el poder. Al margen de las declaraciones para la galería, hay una
lucha por el poder que no se hace pública en el aquí y en el ahora, porque pondría
en peligro la sobrevivencia del régimen.
Esa incoherencia y luchas intestinas, complican la toma de decisiones.
En los últimos días, Nicolás Maduro ha dado algunos pasos de
acercamiento con el sector privado, lo cual le
ha causado críticas de los
llamados chavistas “duros”. Algunos
analistas afirman que Maduro se encamina hacia un “giro a la derecha” en el
plano económico, pero manteniendo sus duras posiciones en el plano político. Un camino “chino” a la criolla.
Otros analistas señalan que Maduro optará por el camino
“brasileño”, procediendo a un cambio en sus políticas económicas y también en
el plano político. Consideran que sencillamente
es el camino “realista” para poder sobrevivir, dado que se ha reducido en forma
importante su apoyo popular. El vacío dejado por Chávez no ha podido ser
llenado ni siquiera parcialmente por Maduro, ni por el denominado equipo “cívico militar”
que dicen conduce el país. Y es evidente que el descontento con la situación
nacional es creciente. A la crisis económica se le agrega el drama de la
violencia delincuencial y la criminalización de todo acto opositor. Es un
coctel explosivo.
En cualquier caso los pronósticos apuntan a un progresivo
entierro del “Socialismo del Siglo XXI” y a un manto de olvido al “legado” y a
la figura del denominado “gigante”.
Por supuesto que está pendiente el resultado de las
impugnaciones a las elecciones realizadas el 14 de abril. El Tribunal Supremo
Electoral deberá mas temprano que tarde
pronunciarse. Pero en el aquí y en el ahora, parece claro que esa no es la
principal preocupación de los ciudadanos, agobiados por la sobrevivencia en el
día a día.
Sin embargo, en algún momento se producirá la decisión del TSJ,
probablemente desconociendo la validez de esas impugnaciones, por lo cual se
entrará en otra etapa para la vida de los opositores y del país. Pero es otro
tema para un análisis particular. Situación que en cualquier caso no ayudará la
estabilidad de un régimen muy cuestionado por su origen y por su forma de
gobernar.
En poco tiempo tendremos una respuesta. Mientras, todo
indica que se aumentarán las dificultades a un gobierno atrapado en su
incompetencia y en sus propias
contradicciones.
Venezuela, mayo 2013. carlosmoris@cantv.net.
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