domingo, 26 de mayo de 2013

RELATO DE UNA CRISIS.
La cruda realidad.
Mis amigos no venezolanos radicados en el exterior me preguntan sobre la realidad del desabastecimiento. Algunos de ellos vivieron un tiempo con nosotros y conocieron el país de la llamada IV República y  unos años de la de la V. No pocos consideran que las noticias sobre el desabastecimiento responden  a una interesada campaña perversa por parte de sectores mediáticos opositores, ocultando que la burguesía criolla especula y acapara. 
Aunque en el relato anterior informamos de la situación, ahora tratamos de presentar una visión mas completa de ese problema en específico, pero  ubicado en el marco del contexto general del país. Consciente del riesgo de ser aburrido, estos relatos con los comentarios personales, tienen como objetivo también formar parte de la “memoria histórica”. Tal vez interesen en el futuro.

Al margen de las causas, los efectos y los remedios, desde hace aproximadamente tres meses, los ciudadanos sufrimos un brutal problema de desabastecimiento que comenzó por los artículos de la llamada “cesta básica alimentaria”, integrada por alimentos cuyos precios están regulados por el gobierno.  Ahora  el desabastecimiento se ha extendido a una innumerable lista de artículos como  los repuestos para autos, enseres domésticos, medicinas y muchos otros rubros. 
En estos días fue noticia en prácticamente la mayor parte de los principales diarios nacionales y en el exterior,  la carencia de papel higiénico y el anuncio de funcionarios gubernamentales de importar 50 millones de rollos de ese tipo de papel. La Asamblea Nacional aprobó de emergencia un crédito adicional por 591 millones de Bls  para importar: papel higiénico, toallas sanitarias y jabón para el baño. Ahora  a las ausencias en los llamados artículos para el cuidado personal, se les agregan   las hojillas de afeitar y los desodorantes.  Seguramente, aprobarán otro crédito de emergencia y desaparecerán nuevos productos. Infernal circulo vicioso.

 El desabastecimiento  se presenta con mayor o menor intensidad, según la zona del país. Caracas es privilegiada, pero no impide que también se formen largas colas ( filas ) de ciudadanos esperando lograr obtener algún producto, pues de ninguna forma los encontrará todos. En el interior del país la situación es mucho mas grave. Normalmente, los ciudadanos son marcados en las filas con un número en sus brazos El promedio de tiempo para adquirir alguno de los productos es entre una a dos horas en Caracas. En el interior del país, las personas comienzan a formar filas desde la madrugada y no siempre logran adquirir el producto buscado.

Complementariamente, además de los  aumentos autorizados  de un 20 por ciento en los productos regulados: carne, pollo, leche y los quesos nacionales, en los productos no regulados los aumentos han sido geométricos  El Banco Central de Venezuela (BCV) nos informa que la inflación en el primer cuatrimestre del año fue del 12.5 y en mayo fue de 4.3 por ciento. Cifras no comprensibles para el ciudadano común, pues en sus bolsillos golpean aumentos de precios superiores al 100 por ciento en una muy amplia variedad de productos no solamente alimenticios.

Las versiones oficiales.
Frente a un hecho evidente el gobierno ha tenido fundamentalmente tres versiones.
a)      
LLa tesis  del aumento en el consumo la sostiene Elias Eljuri, Presidente del Instituto Nacional de Estadísticas, INE, quien asegura que el 95 por ciento de los  venezolanos  comemos tres o cuatro veces al día. Esa enorme capacidad de consumo desborda toda posibilidad de abastecimiento. En conclusión, suponemos que debemos comer menos porque ni siquiera importando miles de millones de dólares en alimentos, podremos obtener los alimentos necesarios. Además, necesitaremos utilizar menos papel higiénico.
b)      La tesis de los ministros de la llamada “área económica”, afirmando que los ciudadanos además de consumir mucho, motivados por una mal intencionada campaña de los medios de comunicación opositores, realizan innecesarias “compras nerviosas”.
c)      
LLa tesis de Nicolás Maduro  de acusar a los  empresarios  de reducir su producción y recurrir al acaparamiento, en el marco de una política desestabilizadora impulsada por el imperialismo. Públicamente acusó  de esas prácticas a Lorenzo Mendoza, Presidente del consorcio alimenticio Polar, convocándole para una reunión en la sede de la  vicepresidencia de la República.  Polar es la principal productora de  la harina pre cocida con la cual se elaboran  las arepas, el denominado pan criollo. 
EEl Señor Mendoza, ubicado por la Revista Forbes ocupando el número 328 entre los millonarios del planeta y quien siempre ha mantenido un muy bajo perfil, sorpresivamente realizó una conferencia de prensa afirmando: a) Hemos aumentado en un 10 por ciento nuestra producción, b) solamente cubrimos el 48 por ciento del mercado, c) hay otras 11 marcas de ese producto en el mercado, dos de las principales expropiadas por el gobierno se encuentran cerradas. Propone alquilarlas o comprarlas para aumentar la producción. d) Agentes del gobierno supervisan las plantas de producción y elaboran las guías para la distribución del producto, privilegiando a MERCAL en todo el país,  y a los supermercados privados de Caracas. ( incluyendo la llamada zona metropolitana)

Ante la firma respuesta, Maduro le acusó de político, amenazándole con decirle  cuatro verdades en la reunión que sostendrían en pocas horas.  El empresario bien informado fue a la reunión para decirle mas de cuatro verdades a Maduro. Además de lo afirmado en su Conferencia de Prensa,  le recordó al mandatario que CADIVI les debe 140 millones de dólares, agregó que toda la harina que utilizan es de su propia cosecha. Recordó que Venezuela tenía hasta el 2006 un superávit en la producción  de harina anualmente y ahora debe importar 400,00 toneladas cada año. Importación que controla el gobierno.

Conclusión, al finalizar  la reunión Mendoza declaró sonriente: “fue un encuentro extremadamente cordial”. Maduro por su parte dos días mas tarde dio su versión: “Tú has dicho lo que tenías que decir y yo también. Ahora, tu produces y yo gobierno”. Todo indica que  Maduro ignoraba la verdadera situación del problema alimentario y Mendoza lo ubicó en la realidad. En consecuencia, Maduro tuvo que además de aceptar sus argumentos, prometerle cancelar la deuda y facilitarle los insumos. Sobre el alquiler o venta de las plantas procesadoras de harina, el gobierno decidió ubicarlas en el Ministerio de Economía. Sencillamente continuarán sin producir.

El comportamiento de los ciudadanos.
El sistema de vida diaria ha cambiado para una gran parte de la población, especialmente las amas de casa y los ciudadanos de las zonas mas pobres.  Tomando como ejemplo lo que constato en la zona donde vivo la situación es la siguiente. Los tres pequeños  establecimientos de MERCAL están totalmente desabastecidos, pues el gobierno opta por realizar los llamados “mercados abiertos” en plazas públicas,  pero esos mercados no se realizan en nuestra comunidad. Por supuesto,  los pequeños abastos y supermercados no son abastecidos quedando por decisión gubernamental, como únicos distribuidores de los productos básicos, las dos grandes cadenas de supermercados privados: MADEIRENSE Y UNICASA.

A  esos supermercados llegan en forma irregular los tan buscados productos de la cesta básica. Por ello, lo normal es que un sector de la población que nunca realizó sus compras en esos lugares, depende ahora de adquirir en ellos algún artículo de la cesta básica en cantidades limitadas.  Ante esa situación hay un buen grupo de personas que TODOS los días temprano van a esos establecimientos  para ver que hay.  Por ejemplo, el viernes llegaron al MADEIRENSE, carne regulada y aceite de maíz. Según me contaba un señor ese día, una amiga que forma parte del grupo que  TODOS los días visita  en la mañana el supermercado, obteniendo la información sobre el producto que se pondrá en venta, le avisó que había llegado carne de precio regulado. Utilizando fundamentalmente los teléfonos móviles, los ciudadanos hacen correr la noticia. 

He venido siguiendo la situación  visitando el supermercado tres o cuatro veces en la semana, aunque no necesariamente adquiero algún artículo. Ese día llegué al supermercado  a las 9.45 y me tome el trabajo de contar las personas que se encontraban en una de las colas: 43. Para no especular sobre  el tiempo necesario para cancelar la compra me ubique en esa cola.  Durante la hora y 40 minutos que permanecí en la cola una persona al ver que yo  no había comprado aceite,  me solicitó que por favor utilizara mi cupo de dos botellas porque su familia era numerosa. Una joven me solicitó igual servicio entregándome dos paquetes de café, producto también limitada su compra.   Todas las personas en la fila compraron  las dos botellas de aceite para su consumo o como en mi caso, para favorecer a otra persona. Pocos en esa fila  compraron carne, dado que  la cola para la compra de ese producto era enorme.

El resultado práctico es que aunque los artículos se venden en forma limitada, el volumen de clientes es tan grande que en pocas horas el producto desaparece. Sin duda hay compras nerviosas, pues los ciudadanos aunque no necesiten el producto para consumo inmediato, proceden a lo que se denomina acaparamiento, aunque en pequeñas cantidades, pero en el total es un amplio volumen de productos que quedan fuera del mercado. Situación muy injusta porque no todos los ciudadanos cuentan con recursos para acumular productos.

Los otros abastos y pequeños supermercados de la zona permanecen vacíos, pues carecen de los artículos que demandan los ciudadanos, al no ser favorecidos en la distribución que establece el gobierno.
Esa situación es similar en  toda el área metropolitana,  pero más grave en los denominados barrios, donde los pequeños abastos no reciben alimentos de la canasta básica.  Lo peor es que se han producido asaltos a ciudadanos que llevan los tan buscados productos. Ya hemos expresado que en el interior del país la situación es mucho más dramática, dado que en general llegan los productos aunque en menor cantidad, a las capitales de los Estados. En las ciudades más pequeñas los ciudadanos deben desplazarse a la capital del Estado o recurrir al mercado “negro”.

El mercado “negro”.
Obviamente ante esa situación, los ciudadanos, especialmente los de mayores recursos, recurren a comprar los productos en un atípico mercado “negro”. Resulta que en la calle ante  los ojos de las autoridades y en muchos casos, frente a los supermercados,  los llamados “buhoneros”, vendedores de la llamada economía informal, tienen algunos de esos productos a 3, 4 o 5 veces el precio regulado. Tomando el ejemplo de la harina pan y las declaraciones de Mendoza, no desmentidas por el gobierno, ese producto está bajo estricto control de las autoridades desde el momento en que se produce hasta que llega al punto de distribución.  

Supuestamente, el grupo Polar no correrá el riesgo de desviar el producto para hacerlo llegar a otro precio a los buhoneros. Es muy poco probable que los gerentes de los supermercados privados se arriesguen a venderle productos regulados en grandes cantidades a los buhoneros, aunque posiblemente se produzca alguna filtración. Por ello, la principal vía que tienen los buhoneros para adquirir esos productos, son los centros de distribución de MERCAL. Es posible que también se produzcan hechos de corrupción por parte de algún transportista de empresas Polar y la Guardia Nacional, pero no es una cantidad significativa.

Lo evidente es que ese producto y prácticamente todos los regulados se pueden adquirir en la calle o en Cúcuta, donde el contrabando es de miles de toneladas, supuestamente “organizado” por los miembros de la Guardia Nacional que “custodian” nuestra frontera. Lo pintoresco  es que en las fronteras, esa Guardia Nacional, somete a un registro minucioso a los  ciudadanos, decomisándoles  las pequeñas cantidades de productos de la cesta básica que han adquirido en Venezuela.  A pocos metros de la frontera, en territorio colombiano, se encuentran por miles esos productos a la venta en pesos colombianos.

Las “soluciones”.
Es muy claro que no existen soluciones a corto plazo. En el mejor de los casos y vía importaciones, el gobierno podrá abastecer en forma irregular la llamada canasta alimentaria con productos subsidiados. El problema de fondo en cuanto al autoabastecimiento que logre la tan cacareada “soberanía alimentaria”, la cual supuestamente ya habíamos logrado, requerirá de tiempo, pero fundamentalmente de un cambio de políticas.

En el caso de las importaciones, tomando en cuenta que no se cuentan con dólares suficientes, tendrán que establecerse  prioridades, pues no solamente se importan productos de la canasta básica, se necesitan medicinas, maquinarias, piezas de repuesto y un largo etcétera. Pero sobre todo, tendrán que controlar la corrupción. Según las propias autoridades, se han escapado más de 20 mil millones de dólares  mediante el corrupto sistema de sobrefacturar  los  productos  o sencillamente fueron importaciones realizadas por empresas de “maletín”, las cuales  nunca llegaron al país. Tardío descubrimiento, sin que haya ningún indiciado ante la justicia. Además de los productos que llegaron y se pudrieron en las muelles o terminaron en Colombia. Mientras esa cadena de irregularidades no se quiebre, el problema del abastecimiento se mantendrá en condiciones críticas.

En cuanto a la producción nacional de alimentos y  de productos primarios o procesados, es muy claro que el gobierno ha demostrado su total incapacidad para hacer producir las miles de hectáreas intervenidas y el gran número de empresas confiscadas o compradas al sector privado. No solo en el sector alimentario es su fracaso.  Basta con el drama de las empresas de Guayana. Según la información oficial, todas las empresas siderúrgicas producen perdidas, han reducido su producción en un promedio de un 40 por ciento y ahora el país importa cabillas. El listado de esos fracasos sería interminable., El propio Maduro ha reconocido que el denominado control obrero sobre las empresas, “no es control, ni es obrero”.  

El difícil dilema

La caótica situación económica no se reduce solamente al problema del profundo desabastecimiento y la geométrica inflación, dado que hay un crecimiento en el desempleo, mientras que a nivel macroeconómico, crece la deuda interna y externa, aumentando  el circulante mediante la impresión de dinero inorgánico que le agrega gasolina a la inflación. También  parece evidente la reducción en la producción y en consecuencia la venta de petróleo, mientras aumenta  la importación de productos refinados derivados del petróleo.  

Pero esa crisis económica se produce en el marco de una clara crisis política, lo cual le dificulta al grupo gobernante tomar decisiones de cambio en las políticas económicas que se han venido implementando con grandes fracasos, en el marco del llamado “Socialismo del Siglo XXI”.

El cuestionamiento a los gobernantes por parte de una gran parte de la población y sobre todo, su profunda ineficacia e ineficiencia para encarar los problemas concretos, tratando de refugiarse en un gastado discurso ideológico, van debilitando las bases de su sostenimiento.
Es evidente  aunque traten de negarlo con abrazos y fotos, que no existe una coherencia en el pensamiento del grupo en el poder. Al margen de las declaraciones para la galería, hay una lucha por el poder que no se hace pública en el aquí y en el ahora, porque pondría en peligro la sobrevivencia del régimen.  Esa incoherencia y luchas intestinas, complican la toma de decisiones.

En los últimos días, Nicolás Maduro ha dado algunos pasos de acercamiento con el sector privado, lo cual le  ha causado  críticas de los llamados  chavistas “duros”. Algunos analistas afirman que Maduro se encamina hacia un “giro a la derecha” en el plano económico, pero manteniendo sus duras posiciones en el plano político.  Un camino “chino” a la criolla.

Otros analistas señalan que Maduro optará por el camino “brasileño”, procediendo a un cambio en sus políticas económicas y también en el plano político.  Consideran que sencillamente es el camino “realista” para poder sobrevivir, dado que se ha reducido en forma importante su apoyo popular. El vacío dejado por Chávez no ha podido ser llenado ni siquiera parcialmente por Maduro,  ni por el denominado equipo “cívico militar” que dicen conduce el país. Y es evidente que el descontento con la situación nacional es creciente. A la crisis económica se le agrega el drama de la violencia delincuencial y la criminalización de todo acto opositor. Es un coctel explosivo.

En cualquier caso los pronósticos apuntan a un progresivo entierro del “Socialismo del Siglo XXI” y a un manto de olvido al “legado” y a la figura del  denominado “gigante”.
Por supuesto que está pendiente el resultado de las impugnaciones a las elecciones realizadas el 14 de abril. El Tribunal Supremo Electoral  deberá mas temprano que tarde pronunciarse. Pero en el aquí y en el ahora, parece claro que esa no es la principal preocupación de los ciudadanos, agobiados por la sobrevivencia en el día a día. 

Sin embargo, en algún momento se producirá la decisión del TSJ, probablemente desconociendo la validez de esas impugnaciones, por lo cual se entrará en otra etapa para la vida de los opositores y del país. Pero es otro tema para un análisis particular. Situación que en cualquier caso no ayudará la estabilidad de un régimen muy cuestionado por su origen y por su forma de gobernar.
En poco tiempo tendremos una respuesta. Mientras, todo indica que se aumentarán las dificultades a un gobierno atrapado en su incompetencia y en sus  propias contradicciones.

Venezuela, mayo 2013. carlosmoris@cantv.net.


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