lunes, 25 de febrero de 2013


VENEZUELA EN UN MAR TURBULENTO.
Entre el mandato y la realidad.

Cuando el pasado 8 de diciembre el Presidente Hugo  Rafael Chávez Frías  anunció que viajaría a Cuba para someterse a una cuarta intervención quirúrgica, en el proceso de su lucha contra el cáncer que le aqueja, le solicitó a sus partidarios, que en el caso de su ausencia, votaran por Nicolás Maduro,  quien ocupaba el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores y  a quien manteniéndole en esa función, le  había nombrado vicepresidente poco tiempo antes, sustituyendo a Elías Jaua. Con esa decisión que se puede interpretar como una orden para sus subalternos, Chávez expresaba con firmeza quien debía ser su heredero. Sin embargo, todo indica que  no parece tan fácil implementar ese mandato, el cual  ha provocado turbulencias en las aguas del chavismo.

Son claramente conocidas las discrepancias entre Maduro y otros dirigentes de la cúpula chavista, los cuales se consideran también legítimos herederos del Comandante Presidente. La más destacada de esas discrepancias con el vicepresidente se focaliza en la figura de Diosdado Cabello, actual Presidente de la Asamblea Nacional y vicepresidente del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV.  Se afirma que Diosdado representa al sector militar y Maduro al sector civil. Probablemente, ni Diosdado representa al pantanoso mundo militar, ni Maduro expresa al muy diverso mundo civil chavista, pero fácticamente sostienen espacios importantes de poder que cada uno trata de ampliar a costa del otro. Para la galería ambos personajes han reiterado, abrazos mediáticos mediante, que se mantienen unidos y obedientes a los mandatos del Presidente, quien en  el mundo del secretismo con el cual se maneja su estado de salud,  supuestamente continua mandando “mas que un dinamo” y aunque no puede hablar, sostiene de acuerdo a lo afirmado por Maduro, reuniones de cinco horas con su equipo de confianza, dando órdenes “por escrito, con una sonrisa, ojos vibrantes y una fuerza de voluntad intensa”.  En ese laberinto de contradicciones, Jaua por su parte afirmaba que la salud del presidente se deteriora y Evo Morales se unió a la fila de los mandatarios  que no han tenido acceso al enfermo.

Sin entrar a cuestionar la veracidad de esas informaciones,  se puede afirmar como decía mi abuelita la asturiana, “la procesión va por dentro”, pudiéndose agregar que muchos Santos tratan de figurar y los fieles poco cuentan. No hay dudas sobre las aspiraciones de Elías Jaua, quien fuera “nombrado” Canciller por el Presidente Chávez, en una decisión cuya legalidad ha sido cuestionada, tomando en cuenta que aparece efectuada  en Caracas, cuando el Presidente se encontraba en un hospital en La Habana. En la sombra pero con el enorme poder de manejar los reales petroleros, así como, las cuentas bancarias conocidas y las secretas, se ubica Rafael Rodríguez, Presidente de PDVSA.  Pero  Rodríguez no agota el listado, se menciona a varios de los militares quienes intervinieron en el fracasado golpe de Estado dirigido por Chávez, padeciendo cárcel a su lado. Estos personajes, algunos ocupando el cargo  de Gobernador, no se identifican con Diosdado y mucho menos con civiles quienes según ellos,  no arriesgaron el pellejo durante esos acontecimientos.

Un mal imitador.
Mientras se desarrolla el drama presidencial envuelto en el secreto y posiblemente en la mentira, Nicolás Maduro trata de construir una imagen que le identifique con la figura presidencial ante los ojos del chavismo, especialmente el denominado chavismo duro.  Por ello recorre el país, asiste a inauguraciones de poca importancia, repartiendo besos, abrazos y  promesas como todo candidato presidencial a la par que utiliza un discurso con lenguaje duro frente a los opositores. Aunque no tiene la capacidad comunicacional, ni el carisma de su mentor, insulta, agrede y acusa de conspiradores al mundo  de los opositores, dando golpes al vacío porque en estos momentos la dirigencia opositora que se agrupa en torno a la Mesa de Unidad Democrática, MUD, no presenta un referente.  

Busca enemigos,  atacando a Guillermo Aveledo, Secretario Ejecutivo de la MUD, a  Henrique Capriles Radonsky, ex candidato presidencial derrotado y triunfador posteriormente en la contienda que le permitió ser reelecto como Gobernador del Estado Miranda, derrotando al candidato oficialista Elías Jaua. En su estrategia  de buscar enemigos, Maduro ha  expresado: “el Presidente llegó de sorpresa para proteger su regreso, porque una derecha enloquecida, con grupos de choque pueden inventar locuras”. Anteriormente había denunciado planes para ser “asesinado junto a Diosdado”, insistiendo en denunciar planes desestabilizadores.  Por supuesto, no hay ningún detenido por esos supuestos planes y en general sus denuncias no han tenido mayor credibilidad.

Simultáneamente, es la “voz” del Presidente. “Informando”  en forma directa sobre su salud y sus  supuestas actividades, o a través del Ministro de Información,  Ernesto Villegas, quien lee comunicados en cadenas de radio y tv, sin despejar las interrogantes sobre la situación del paciente. Ortodoxa y disciplinadamente, el heredero del trono imperial, repite hasta el cansancio que “solo hay un Presidente, nuestro querido Comandante Chávez”.

En esa actuación donde aparece como simple ejecutor de órdenes presidenciales, asume la defensa del paquete económico neoliberal recién dictado, donde la principal medida ha sido la devaluación de la moneda, tantas veces negada. En sus comparecencias afirma que esas decisiones son para: “fortalecer nuestra moneda del ataque de los especuladores”, sirviendo para “defender al pueblo y golpear a la burguesía”. Sospecho que es la primera vez en la historia de la economía,  donde una devaluación de la moneda la fortalece y tengo la certeza que esas medidas golpean brutalmente a los pobres y sin duda alguna, la devaluación favorece a los ricos, quienes están cubiertos por los billetes verdes o por otras monedas solidas.

Lamentablemente para el vicepresidente, no cuenta con el encanto del Presidente Chávez, por lo cual sus actuaciones y particularmente sus declaraciones con una gran pobreza en su léxico donde según un estudio del diario El Nacional, recurre reiteradamente a las palabras “Chávez, Comandante, Patria y Pueblo”, además de usar ropa similar a su mentor, no  parecen lograr el objetivo de convencer a sus partidarios. En el mundo opositor es causa de burlas, pero no deja de sembrar preocupaciones, en tal grado, que no pocos dirigentes adversarios del régimen dicen “añorar” a Chávez. El destacado sociólogo Tulio Hernández, afirma que Chávez “trataba de empujar la raya, pero no la saltaba”, sus herederos son impredecibles.

Pero esa actitud agresiva de Maduro han provocado reacciones especialmente del mundo estudiantil opositor, que ha desatado una campaña primero por exigirle se conozca la verdadera situación de salud del Presidente, reclamando su regreso de Cuba, lo cual ha sucedido, pero acusando al vicepresidente de “usurpador” y de mantener “secuestrado “ al Presidente quien por mas de dos meses no ha podido enviar un mensaje de voz a los ciudadanos. Solamente se le ha presentado  en una foto acostado y acompañado de sus dos hijas.

Por su parte Diosdado para ganar espacios en el mundo comunicacional, acusa de corrupción a Diputados del partido Primero Justicia, PJ, al cual pertenece Henrique Capriles Radonsky y en muchas ocasiones aparece fotografiado junto a Maduro, haciéndole sombra, pero se ha cuidado mucho de no asumir la defensa del llamado “paquete rojito”.
Para no quedarse atrás el Canciller Elías Jaua ocupa espacios en encuentros internacionales, a la par que levanta su voz frente al ·”imperialismo”, mientras mueve sus piezas  en el tablero de los puestos de mando gubernamental. Personal de confianza que había colocado durante su larga permanencia como vicepresidente de la República y en otro rosario de cargos ocupados en el llamado proceso revolucionario. Es una lucha por el poder, donde los participantes  tratan de  demostrar ser más chavistas que el propio Chávez., mientras el país viaja sin rumbo inmerso en ese  mar de turbulencias.

El inevitable desenlace.
Hay un amplio consenso en el mundo político del país,  sobre la imposibilidad del régimen de mantener el manto del secreto sobre la situación de la salud del Presidente. Se ha dado el primer paso al traerle de Cuba, eliminando  la enorme presión de los ciudadanos de todas las tendencias políticas, quienes reclamaban que el Presidente fuese tratado de su enfermedad en su país.  También pesó en esa decisión la creciente preocupación en el escenario internacional, sobre la validez jurídica de los actos presidenciales, pues hay legítimas dudas sobre sus condiciones para gobernar. Esa decisión le quitó también un enorme peso al gobierno cubano, que aparecía ante los ojos de muchos venezolanos y extranjeros, como el  verdadero contralor injerencista, aprovechándose  de la enfermedad del Presidente y su permanencia en Cuba. Sin embargo, no ha despejado ni un milímetro la sombra que encubre su real condición física y mental.

En consecuencia, todo indica que se acortan los plazos para un desenlace. Por ello, el grupo dominante en el poder deberá  por encima de sus confrontaciones, decidir sobre el destino político del Presidente Chávez, Es para ellos determinante porque es evidente el enorme desgaste que sufren, pese a vivir de la grotesca utilización en su favor de  la aureola de fervor popular hacia el Presidente.
Cada día que pasa les desgasta a todos, pero principalmente a Maduro, a quien los opositores culpan de las medidas económicas que han provocado una brutal inflación, además del evidente agravamiento de los principales problemas del país, los cuales durante años el Presidente Chávez supo manejar sin que le golpeara su figura, justamente porque para un amplio sector del chavismo, la “culpa” es de los que hoy detentan el poder.
Pero el desenlace no es solamente el definir la ausencia definitiva del Presidente y por ello, convocar a elecciones presidenciales en el plazo de 30 días a partir de esa definición, aunque el Consejo Nacional Electoral pueda pedir un tiempo prudencial mayor para implementar el proceso. Se trata para el oficialismo de unir fuerzas en torno al candidato presidencial y por supuesto, bajo el paraguas de la aureola del Presidente Chávez.

Todo indica que en principio debe prevalecer el espíritu de sobrevivencia, por lo cual a regañadientes la diáspora que hoy caracteriza al mundo de la dirigencia chavista, aceptará a Nicolás Maduro como el candidato presidencial,  sobre todo, si el Presidente se mantiene vivo y en condiciones mínimas de hacer valer su autoridad. Los cobros de facturas vendrían después.
Sin embargo, hay otro escenario menos probable, pero factible. Es evidente que los sectores que adversan a Maduro y tienen aspiraciones propias, han tratado de postergar esa decisión confiando en el desgaste de la figura de Maduro, a quien le queda muy grande el papel de Chávez II. Ese sector espera que dada la gravedad de la enfermedad presidencial, se produzca su desaparición física a corto plazo. 

Por ello,  desgastado Maduro interna y externamente,  sin la presencia del Presidente exigiendo se cumpla su mandato, puede surgir otro candidato presidencial quien sería tributario del mito que genera la figura presidencial, pudiendo obtener un amplio triunfo frente a una oposición que no ha podido reponerse de sus dos muy amplias derrotas recientes.

Muy pocos analistas, incluyendo los conocedores de la interna chavista, se pasean por un escenario de confrontaciones públicas entre los dirigentes  rojos rojitos, considerando muy poco probable un enfrentamiento entre el vidrioso mundo militar que pueda llevarles a una aventura que implicaría el uso de las armas.

No faltan quienes  en el muy turbio escenario nacional, pronostican un estallido social como consecuencia del evidente creciente deterioro en las condiciones de vida y trabajo de un amplio sector de la población, para quien las dadivas oficiales, las cuales sin dudas le han mejorado su situación sin cambiarla, queda hoy profundamente golpeado por el paquete neoliberal que se está implementando bajo el elogio del Fondo Monetario Internacional. FMI,  que no ha necesitado auspiciarlo.

Por ahora, el desagrado entre la población, incluyendo los simpatizantes del régimen ha paralizado  el anuncio de otro grupo de medidas económicas que forman parte del paquete, pero seguramente serán aplicadas en momentos no muy lejanos. Esa necesidad de recursos por parte del gobierno, también les presiona para implementar una más rápida solución a la situación planteada por la enfermedad del Presidente Chávez  y una eventual elección presidencial.

Lo concreto es que quienes hoy con sus contradicciones internas usufructúan el poder, manejan los tiempos y finalmente decidirán de acuerdo a sus particulares intereses y ambiciones, pero el tiempo puede revertirse en su contra acelerando los acontecimientos.
Mientras tanto, el mundo opositor acelera las consultas para lograr un consenso sobre su candidato presidencial, pero esa situación requiere de un análisis más amplio por separado.

Caracas, febrero 2013. 
carlosmoris@cantv.net.








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